bajo el paraguas del open source de los que nos estamos beneficiando ahora.

Ese virus se inoculó en el sistema del periodismo a través de la tribu de programadores y desarrolladores web. En 2009, un grupo de periodistas (hacks) y escritores de código (hackers) decidió fundar una red para intercambiar experiencias y conocimientos sobre el futuro del periodismo. Bajo el lema “reiniciando el periodismo”, la cultura Hacks&Hackers se expandió por las principales ciudadades de todo el mundo, como Madrid (2011) que contó con un gran aliado en el entorno creativo del Medialab Prado.

El fenómeno Hacks&Hackers contagió a los más innovadores de las principales redacciones, como el New York Times, el Guardian o la radio pública NPR. La cultura open source entró de forma definitiva en el periodismo cuando Mozilla y la Fundación Knight crearon Open News con el fin de “apoyar la creciente comunidad de programadores, desarrolladores, diseñadores y periodistas de datos que ayudan al periodismo a prosperar en internet”. Precisamente, estos días se celebra en Minneapolis la segunda edición de la Source Conference (SRCCON), que congrega a programadores de los proyectos periodísticos más punteros del mundo.

En la intersección entre la tecnología y el periodismo han surgido algunas de las principales startups periodísticas y la mayor parte de los grandes proyectos de periodismo de datos. ProPublica (Pulitzer en 2010), Buzzfeed (en camino de convertirse el modelo de organización mediática del siglo XXI), Vox Media, Gawker, Hufftington Post, FiveThirtyEight

El mix periodismo y tech world ha impulsado también el nacimiento de laboratorios de innovación en medios de todo el mundo: New York Times, Guardian, Chicago Tribune, Bloomberg, Finantial Times. En España, esta cultura ha encontrado un buen caldo de cultivo en la Fundación Civio, un genial mix de programadores y periodistas, y ahora en El Confidencial, eldiario.es, DNLab y, por lo que apuntan, El Español. Sin duda, la aparición de hackatones en diarios tradicionales es la punta del iceberg de este movimiento.

El adn del open source está en los programadores (defensores o simples usuarios) de las organizaciones periodísticas más innovadores de todo el mundo. Ellos crean y diseñan aplicaciones y sitios web con lenguajes como ruby on rails o php. Los periodistas trabajan con herramientas gratuitas para extraer y filtrar datos o para presentarlos en mapas. Hay coders que escriben programas en python que se ejecutan desde su terminal para scrapear la web (navegarla y obtener datos útiles y relevantes). A diario los desarrolladores emplean librerías de javascript, html y css gratuitas para diseñar las webs o las aplicaciones o de sus medios.

El open source no solo debe aportar al periodismo herramientas gratuitas (lenguajes y aplicaciones), puede ayudar a transmitir una cultura pirata, como plantea Pau Llop, y “conquistar nuevos territorios para la democracia y una organización social más justa”. Seth Lewis y Nikki Usher señalan que el periodismo podría beneficiarse del ethos del open source de cuatro modos:

La tribu open source también tiene publicaciones, licencias abiertas, redes sociales. Una gran mayoría de estos proyectos están alojados en Github, una plataforma de servicios para programadores y desarrolladores web que permite almacenar gratuitamente repositorios de código y facilita el trabajo colaborativo porque funciona con el sistema de control de versiones git.

Esto que escribo quizá está ya en la frontera de matrix para un periodista medio. Solo como detalle: el blog está alojado en Github y se sostiene por el módulo (gema) jekyll escrito en el lenguaje ruby. Lo que ves ahora no tiene detrás el popular CMS (content management system) de Wordpress (otro proyecto open source, por cierto).

En Github se encuentran los principales frutos del binomio open source y periodismo: aplicaciones, herramientas y programas gratuitos que pueden servir para mejorar la producción o el aspecto de cualquier proyecto periodístico. Todos ellos se desgranarán próximamente en este blog.

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Ese virus se inoculó en el sistema del periodismo a través de la tribu de programadores y desarrolladores web. En 2009, un grupo de periodistas (hacks) y escritores de código (hackers) decidió fundar una red para intercambiar experiencias y conocimientos sobre el futuro del periodismo. Bajo el lema “reiniciando el periodismo”, la cultura Hacks&Hackers se expandió por las principales ciudadades de todo el mundo, como Madrid (2011) que contó con un gran aliado en el entorno creativo del Medialab Prado.

El fenómeno Hacks&Hackers contagió a los más innovadores de las principales redacciones, como el New York Times, el Guardian o la radio pública NPR. La cultura open source entró de forma definitiva en el periodismo cuando Mozilla y la Fundación Knight crearon Open News con el fin de “apoyar la creciente comunidad de programadores, desarrolladores, diseñadores y periodistas de datos que ayudan al periodismo a prosperar en internet”. Precisamente, estos días se celebra en Minneapolis la segunda edición de la Source Conference (SRCCON), que congrega a programadores de los proyectos periodísticos más punteros del mundo.

En la intersección entre la tecnología y el periodismo han surgido algunas de las principales startups periodísticas y la mayor parte de los grandes proyectos de periodismo de datos. ProPublica (Pulitzer en 2010), Buzzfeed (en camino de convertirse el modelo de organización mediática del siglo XXI), Vox Media, Gawker, Hufftington Post, FiveThirtyEight

El mix periodismo y tech world ha impulsado también el nacimiento de laboratorios de innovación en medios de todo el mundo: New York Times, Guardian, Chicago Tribune, Bloomberg, Finantial Times. En España, esta cultura ha encontrado un buen caldo de cultivo en la Fundación Civio, un genial mix de programadores y periodistas, y ahora en El Confidencial, eldiario.es, DNLab y, por lo que apuntan, El Español. Sin duda, la aparición de hackatones en diarios tradicionales es la punta del iceberg de este movimiento.

El adn del open source está en los programadores (defensores o simples usuarios) de las organizaciones periodísticas más innovadores de todo el mundo. Ellos crean y diseñan aplicaciones y sitios web con lenguajes como ruby on rails o php. Los periodistas trabajan con herramientas gratuitas para extraer y filtrar datos o para presentarlos en mapas. Hay coders que escriben programas en python que se ejecutan desde su terminal para scrapear la web (navegarla y obtener datos útiles y relevantes). A diario los desarrolladores emplean librerías de javascript, html y css gratuitas para diseñar las webs o las aplicaciones o de sus medios.

El open source no solo debe aportar al periodismo herramientas gratuitas (lenguajes y aplicaciones), puede ayudar a transmitir una cultura pirata, como plantea Pau Llop, y “conquistar nuevos territorios para la democracia y una organización social más justa”. Seth Lewis y Nikki Usher señalan que el periodismo podría beneficiarse del ethos del open source de cuatro modos:

La tribu open source también tiene publicaciones, licencias abiertas, redes sociales. Una gran mayoría de estos proyectos están alojados en Github, una plataforma de servicios para programadores y desarrolladores web que permite almacenar gratuitamente repositorios de código y facilita el trabajo colaborativo porque funciona con el sistema de control de versiones git.

Esto que escribo quizá está ya en la frontera de matrix para un periodista medio. Solo como detalle: el blog está alojado en Github y se sostiene por el módulo (gema) jekyll escrito en el lenguaje ruby. Lo que ves ahora no tiene detrás el popular CMS (content management system) de Wordpress (otro proyecto open source, por cierto).

En Github se encuentran los principales frutos del binomio open source y periodismo: aplicaciones, herramientas y programas gratuitos que pueden servir para mejorar la producción o el aspecto de cualquier proyecto periodístico. Todos ellos se desgranarán próximamente en este blog.

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Open source + periodismo: vía rápida a la innovación (1)

El open source ha encontrado en el periodismo un terreno propicio para expandirse y generar proyectos muy atractivos. En estos tiempos de declive del modelo de prensa industrial, casi a diario se abre un nuevo reto tecnológico que zarandea los viejos presupuestos económicos y empresariales que han permitido financiar el periodismo. ¿Qué puede aportar el open source? Mucho.

Asistimos a una eclosión de proyectos periodísticos que se han beneficiado de lenguajes de programación, librerías y aplicaciones de software desarrolladas con esa filosofía. Como contraprestación, los medios más innovadores liberan el código de algunos proyectos, arquitecturas y aplicaciones web. Este es un repaso seriado de las principales frutos del binomio open source y periodismo.

El open source (código abierto en español) es un fenómeno complejo con múltiples aristas, con sus propios filósofos y su frente de activistas en universidades, instituciones y, por supuesto, internets paralelos. El open source es una cultura participativa, una filosofía de trabajo abierto y documentado, que tiene como epicentro el propio código fuente.

También es una defensa del conocimiento gratuito y universal, una espoleta contra las grandes industrias del software privativo y es la constatación de que muchos trabajan más y mejor que unos pocos. Y todo eso sin consultar qué dice Wikipedia, precisamente, un símbolo de esta cultura. Hay cientos de proyectos de software nacidos bajo el paraguas del open source de los que nos estamos beneficiando ahora.

Ese virus se inoculó en el sistema del periodismo a través de la tribu de programadores y desarrolladores web. En 2009, un grupo de periodistas (hacks) y escritores de código (hackers) decidió fundar una red para intercambiar experiencias y conocimientos sobre el futuro del periodismo. Bajo el lema “reiniciando el periodismo”, la cultura Hacks&Hackers se expandió por las principales ciudadades de todo el mundo, como Madrid (2011) que contó con un gran aliado en el entorno creativo del Medialab Prado.

El fenómeno Hacks&Hackers contagió a los más innovadores de las principales redacciones, como el New York Times, el Guardian o la radio pública NPR. La cultura open source entró de forma definitiva en el periodismo cuando Mozilla y la Fundación Knight crearon Open News con el fin de “apoyar la creciente comunidad de programadores, desarrolladores, diseñadores y periodistas de datos que ayudan al periodismo a prosperar en internet”. Precisamente, estos días se celebra en Minneapolis la segunda edición de la Source Conference (SRCCON), que congrega a programadores de los proyectos periodísticos más punteros del mundo.

En la intersección entre la tecnología y el periodismo han surgido algunas de las principales startups periodísticas y la mayor parte de los grandes proyectos de periodismo de datos. ProPublica (Pulitzer en 2010), Buzzfeed (en camino de convertirse el modelo de organización mediática del siglo XXI), Vox Media, Gawker, Hufftington Post, FiveThirtyEight

El mix periodismo y tech world ha impulsado también el nacimiento de laboratorios de innovación en medios de todo el mundo: New York Times, Guardian, Chicago Tribune, Bloomberg, Finantial Times. En España, esta cultura ha encontrado un buen caldo de cultivo en la Fundación Civio, un genial mix de programadores y periodistas, y ahora en El Confidencial, eldiario.es, DNLab y, por lo que apuntan, El Español. Sin duda, la aparición de hackatones en diarios tradicionales es la punta del iceberg de este movimiento.

El adn del open source está en los programadores (defensores o simples usuarios) de las organizaciones periodísticas más innovadores de todo el mundo. Ellos crean y diseñan aplicaciones y sitios web con lenguajes como ruby on rails o php. Los periodistas trabajan con herramientas gratuitas para extraer y filtrar datos o para presentarlos en mapas. Hay coders que escriben programas en python que se ejecutan desde su terminal para scrapear la web (navegarla y obtener datos útiles y relevantes). A diario los desarrolladores emplean librerías de javascript, html y css gratuitas para diseñar las webs o las aplicaciones o de sus medios.

El open source no solo debe aportar al periodismo herramientas gratuitas (lenguajes y aplicaciones), puede ayudar a transmitir una cultura pirata, como plantea Pau Llop, y “conquistar nuevos territorios para la democracia y una organización social más justa”. Seth Lewis y Nikki Usher señalan que el periodismo podría beneficiarse del ethos del open source de cuatro modos:

  • La transparencia para abrir el proceso de trabajo desde el inicio y estar dispuestos a someterse al control, mediante cambios documentados y con la voluntad de resolver vicios y errores de la producción periodística.

  • La repetición o estado beta constante que anima a trabajar desde la necesidad permanente de mejora, abierta a la comunidad, y que también garantiza la libertad de equivocarse.

  • La experimentación constante para abrir, desmenuzar e innovar con cada parte o elemento del proceso periodístico. La capacidad de construir de forma colaborativa para buscar la virtud en el proceso, más que en un resultado final.

  • La participación de diversos colaboradores, actores implicados en el proceso, tanto fuentes como audiencia, expertos y programadores, para facilitar un control efectivo del proceso periodístico.

La tribu open source también tiene publicaciones, licencias abiertas, redes sociales. Una gran mayoría de estos proyectos están alojados en Github, una plataforma de servicios para programadores y desarrolladores web que permite almacenar gratuitamente repositorios de código y facilita el trabajo colaborativo porque funciona con el sistema de control de versiones git.

Esto que escribo quizá está ya en la frontera de matrix para un periodista medio. Solo como detalle: el blog está alojado en Github y se sostiene por el módulo (gema) jekyll escrito en el lenguaje ruby. Lo que ves ahora no tiene detrás el popular CMS (content management system) de Wordpress (otro proyecto open source, por cierto).

En Github se encuentran los principales frutos del binomio open source y periodismo: aplicaciones, herramientas y programas gratuitos que pueden servir para mejorar la producción o el aspecto de cualquier proyecto periodístico. Todos ellos se desgranarán próximamente en este blog.

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