Julio Montes (Maldita.es): "El bulo siempre es muy viral, pero cada vez nos acercamos más a que también lo sea el desmentido"

Combatir la desinformación es el gran desafío al que se enfrenta Maldita.es, un proyecto periodístico que pretende desmantelar mentiras y bulos. Los discursos políticos y las redes sociales están copados de engaños que desvirtúan la verdad. Por ello, Julio Montes, periodista y cofundador de Maldita Hemeroteca, hace uso de prácticas periodísticas tradicionales, de un modo particular, para poner herramientas al servicio de la sociedad y de la verdad. Montes ha participado recientemente en unas Jornadas en la titulación de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Pregunta. En Maldita.es os describís como “un proyecto periodístico cuyo fin es dotar a los lectores de ‘herramientas para que no te la cuelen’”. ¿Por qué surge esta iniciativa?

Respuesta. Maldita.es comienza con Maldita Hemeroteca. Es el primer proyecto que hacemos Clara Jiménez Cruz y yo. Pensamos que Maldita Hemeroteca se podría utilizar como herramienta para buscar las contradicciones de los políticos. Para ello, creamos una cuenta de Twitter y empezamos a hacer publicaciones. A Ana Pastor le gustó la cuenta y, sin saber que éramos nosotros, propuso en la redacción llevar a los fundadores de la misma a su programa. Fue entonces cuando tuvimos que confesar que éramos nosotros y comenzamos a hacer nuestra colaboración con El Objetivo, que ha sido imprescindible para medir la repercusión que hemos tenido más allá. Así, empezamos Maldita Hemeroteca, un proyecto que tiene mucho éxito y que se basa en buscar contradicciones de los políticos en su discurso y, sobre todo, preguntarles el por qué. Todos podemos cambiar de opinión pero ellos tienen una responsabilidad social por la que tienen que explicarle al votante por qué cambian de opinión.

Es entonces cuando Maldita Hemeroteca se consolida. Funcionamos muy bien en redes sociales, entramos en televisión y con este tema de la posverdad, un día se nos ocurre hacer un proyecto parecido en torno a los bulos. En esa iniciativa contamos con más compañeros periodistas, que de manera desinteresada participan con nosotros. En Maldita.es la única persona que cobra es nuestro ingeniero, quien es absolutamente fundamental para el trabajo que hacemos. De esta manera empezamos a trabajar sobre la desinformación.

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P. Si os dedicáis a proporcionar información contrastada al ciudadano ¿qué os diferencia de un medio de comunicación?

R. No tenemos la pretensión de ser un medio de comunicación en sí, sino que pretendemos dotar a la ciudadanía de herramientas usando el periodismo. Periodismo es algo más que publicar noticias, va mucho más allá y tenemos una función social muy grande. Queremos decirles a los ciudadanos que lo que le están diciendo no es cierto, que el dato que le están dando no es verdad y mostrarles que si el político cambia de opinión le debe una respuesta al ciudadano. Maldita.es se basa en las mismas variables que el periodismo tradicional: se trata de contrastar información, explicarle cosas a la sociedad y elaborar un proceso de control periodístico, que te sirve tanto para publicar una noticia como para decir que algo no es noticia. Al final el trabajo periodístico sirve tanto para una cosa como para otra.

“Maldita.es se basa en las mismas variables que el periodismo tradicional: se trata de contrastar información, explicarle cosas a la sociedad y elaborar un proceso de control periodístico”

P. ¿Cuántas personas trabajan en Maldita Hemeroteca y Maldito Bulo? ¿Qué funciones desempeña cada una de ellas?

R. Clara Jiménez trabaja en El Objetivo y yo en el programa Al Rojo Vivo. Pero además, tenemos un grupo de Telegram en el que estamos nosotros dos, otros seis periodistas que trabajan en diferentes medios, y un ingeniero. Cuando nos llega un posible bulo, lo subimos a Telegram y alguien se lo queda para desmentirlo. Tras trabajar en el bulo y resolverlo, se vuelve a subir a esta red social y se hace un control de verificación por parte del resto de periodistas del grupo. En esta última fase se pregunta de dónde se han sacado los datos, se matizan algunas frases que no gusten y se propone una versión definitiva. Es entonces cuando se vota y, si no tiene votos negativos, se publica el desmentido.

P. Aplicáis técnicas del periodismo de datos para verificar información. ¿Qué proceso lleváis a cabo para desmentir una noticia?

R. En muchas ocasiones es el mismo proceso que el que se emplea para elaborar una noticia. Cuando empiezas a desmentir un bulo no sabes el tiempo que vas a necesitar. Hay algunos que son fáciles y solo tienes que contactar con la fuente y confirmar una información. Otros son más complejos y a los que les dedicas más tiempo. Por ejemplo, en las elecciones catalanas se empezó a decir que había tarjetas censales falsas y que ciudadanos que no eran catalanes iban a votar. En este caso el proceso fue más complicado: tuvimos que buscar a las personas de cada tarjeta censal que se publicaba en Twitter como falsa, por distintos medios. Contactábamos con esa persona, contábamos su historia y explicábamos por qué esas tarjetas censales no eran falsas. Es por ello que hay bulos que tardas cinco minutos en resolver y otros una semana.

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P. ¿A qué fuentes acudís para verificar las mentiras difundidas?

R. Son variadas: partidos que te generan una vía para seguir investigando, la Policía, el Instituto Nacional de Estadística, la fuente directa. En general, las mismas fuentes que usa un periodista. Es otra manera de utilizar las herramientas periodísticas de toda la vida. Nosotros no hemos inventado nada, sino que empleamos de otro modo estas prácticas para resolver un problema social que hay ahora mismo: la desinformación. Hacemos periodismo para combatir esa desinformación.

P. ¿Qué suele ser más viral: el bulo o la publicación que desmiente el mismo?

R. El bulo siempre es más viral. Lo que sucede es que cada vez nos acercamos más a que sea más viral el desmentido. Nosotros trabajamos mucho en eso: el formato y la manera que tenemos de desmentir debe ser tan viral como la mentira. Es muy importante concienciar a la comunidad de que es crucial que los desmentidos sean virales. Por eso intentamos buscar formatos que lo pervivan, es decir, fotos y vídeos que pesen poco para que se puedan mover por las redes sociales.

“El formato y la manera que tenemos de desmentir debe ser tan viral como la mentira”

P. ¿Puede contar algún caso de bulo que han detectado que haya resultado especialmente relevante por su impacto o sus consecuencias?

R. Las elecciones catalanas nos han marcado a todos, tanto en el mundo del periodismo del día a día como en lo que hacemos nosotros. Ha habido bulos desde los dos lados: tenemos el de las tarjetas censales que comentaba o una foto que se hizo muy famosa en la que aparecía una señora mayor entre dos policías. Se empezó a decir que era la misma mujer que aparecía en otra imagen con Otegi. ¿Qué hicimos nosotros? Logramos contactar con las dos mujeres. Eran dos personas distintas y en los medios de comunicación se decía que era la misma. Nosotros hicimos un trabajo de investigación para demostrar que no era la misma. Por el otro lado también se difundieron bulos: se empezaron a mostrar niños pequeños sentados en una carretera y decían que esa vía en Cataluña había sido cortada por esos niños. No era cierto. Se había cortado cien metros antes y ellos no participaron en la paralización de la carretera. En realidad otro grupo de gente eran los responsables y los padres, más o menos acertados, hicieron esa fotografía. Otro caso más de que no tenía nada que ver una cosa con la otra.

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P. Maldita.es trata datos expuestos en discursos políticos o en Twitter, Facebook, etcétera. Al principio buscaban noticias falsas. Ahora ¿también cuentan con la ayuda de los usuarios de las redes sociales? ¿Puede explicar cómo se lleva a cabo esta colaboración?

R. Empezamos buscándolas nosotros, pero ahora mismo nos lo envía todo la gente. Los usuarios nos mandan posibles bulos a través de los mensajes directos de Twitter o Facebook o nos los ponen en la web. También nos llegan alertas de búsquedas que se hacen en nuestra página sobre distintos bulos. Cuando la búsqueda se repite, es decir, que dos personas distintas hacen una búsqueda igual en menos de una hora, a nosotros nos da idea de que hay un bulo sobre ese tema. Se trata de una especie de mentira preventiva: intentamos desmentir el bulo antes de que se expanda por la comunidad.

P. Vuestra función en ambos proyectos es verificar o contrastar información. ¿Habéis notado un incremento de noticias falsas y bulos en los últimos meses? ¿A qué se debe?

R. Si en los últimos meses contamos las elecciones catalanas, absolutamente. Ese ha sido el momento de la desinformación en España, igual que las elecciones de Trump en Estados Unidos y el Brexit en Reino Unido. Influyen muchos factores. ¿Por qué se mueve siempre una desinformación? Por un tema económico o ideológico. En España la parte económica está menos probada y puede que no tenga tanta repercusión, pero hay una clave ideológica en la que entran los dos bandos. Decir que en Cataluña solo ha habido un bando de desinformación no es cierto.

P. Con vuestra labor de alguna manera comprometéis a los políticos a dar una explicación de muchas de sus contradicciones diarias. La mayoría de las veces niegan cualquier acusación contra ellos pero, ¿está cambiando esta tendencia?

R. Yo creo que cada vez reconocen más sus errores porque se están dando cuenta de que es beneficioso para ellos. Si veo que un político rectifica cuando hace o dice algo mal o cambia de opinión, pienso que a la larga gana credibilidad. Es absurdo que los políticos continuamente nieguen lo que han dicho. La gente no es tonta y cada vez tiene más acceso a información. Además, las nuevas generaciones cada vez tiene más acceso al consumo de medios y pueden comprobar ellos mismos un dato. Antes el periodista era el que decía: esto es cierto y esto no. Ahora, muchas veces la figura del periodista no es importante porque la persona puede buscarlo. Pero el papel del periodista es imprescindible para darle credibilidad a la información.

P. ¿Qué consejos le daría a los ciudadanos para no creerse un bulo que circula por internet? ¿Y a los periodistas, para no divulgarlos?

R. A los ciudadanos les diría que no lo compartan porque entonces el problema aumenta. Si no tienen claro algo que les ha llegado, que consulten en medios en los que confían para comprobar la información. Es decir, si no lo ves publicado en medios de tu confianza, no lo compartas.

En cuanto a los medios de comunicación, creo que hay un problema, pero soy muy optimista. Creo que esto nos va a servir para que los periodistas recuperemos prestigio. ¿Cómo? Demostrándoles a los usuarios que por redes sociales hay mucha desinformación pero que en los medios se cuentan hechos probados. Si hay medios que consiguen crear esa impresión a la ciudadanía, lo están haciendo bien y acudirán a ese medio a informarse. El problema que tenemos es si en la lucha contra la posverdad utilizamos el clickbait, el rumor que nos llega… Claro que hay problemas en los medios, pero la comunidad creerá en ti si haces un modelo de periodismo serio. Para mí, la posverdad o la desinformación, como queramos llamarlo, es un problema pero también una oportunidad.

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“Los bulos en Internet demuestran a los usuarios que por redes sociales hay mucha desinformación pero que en los medios se cuentan hechos probados”

P. Clara Jimenez, cofundadora de Maldita.es, explicaba en una entrevista para Lavanguardia.com que el término “noticias falsas” se ha politizado. ¿Por qué este concepto se ha quedado vacío de contenido?

R. Sí, por eso intentamos hablar de desinformación. La noticia falsa se ha utilizado como arma arrojadiza entre la gente y los políticos, pero la desinformación es un concepto más amplio. Sobre todo, supera lo que los periodistas estamos tratando, que es la mentira política. De repente llegan muchos bulos que superan para nosotros el término de “noticia falsa” y surge término “desinformación”, que abarca más aspectos. Un medio quizá no te está ofreciendo una mentira falsa en sí, pero sí te desinforma porque te cuenta una parte y no la otra. Por eso, el término desinformación es más amplio. Intentamos crear herramientas que combatan la desinformación antes que hablar solo de noticias falsas.

P. ¿Les cuesta a los medios de comunicación rectificar y reconocer la publicación de una noticia falsa? ¿En nuestro país hay poca cultura de la rectificación periodística?

R. Hay poca cultura de rectificación periodística, pero creo que esto va a cambiar. Un medio que rectifica le está diciendo al lector que el resto de las veces que no lo ha hecho, no ha dicho la verdad. Se trata de un proceso y en un futuro, la credibilidad no recaerá tanto en los medios sino en los propios periodistas.

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