Eva Belmonte (Fundación Civio): "La innovación está en el enfoque de los temas y no tanto en las herramientas"

La Fundación Ciudadana Civio es una organización independiente que trabaja para lograr el libre acceso a la información que deriva de las instituciones. Entre sus funciones destacan: la de Cuarto Poder, como medio que vigila a los organismos públicos; ser garantes del derecho de la información; y servir de herramienta democrática para lograr una transparencia real y eficaz de las instituciones.

Eva Belmonte diseña, desarrolla y edita todos los proyectos de la Fundación Civio. Es creadora de El BOE Nuestro De Cada Día, Medicamentalia, El Indultómetro y ha publicado el libro Españopoly. Cómo hacerse con el poder en España (o, al menos, entenderlo).

Pregunta. La Fundación Ciudadana Civio tiene la función social de garantizar a los ciudadanos el acceso a la información de temas pertinentes sobre Justicia, Política, Sanidad o Economía. La iniciativa ¿surge como necesidad de garantizar este derecho a los ciudadanos o como herramienta de Cuarto Poder que pretende acabar con la opacidad de asuntos públicos?

Respuesta. El origen fue dar acceso a los datos. Civio se creó en 2012 como una fundación tecnológica destinada a conseguir datos públicos y divulgarlos. Los fundadores, Jacobo Elosua y David Cabo, pensaban que iban a publicar datos y que todos los periodistas íbamos a trabajar con ellos. Pero no fue así. Civio empezó a transformarse en algo más vinculado al periodismo, por lo que la fundación adoptó una doble vertiente: por una parte, sacar a la luz información y, por otra, una fundación destinada a vigilar lo público. Al final no somos un medio y eso tiene muchas cosas malas. Pero tiene una cosa buena y es que no dependemos ni de anunciantes ni de accionistas. Nosotros podemos vigilar y publicar lo que queramos. Eso implica que podamos investigar a fondo y dedicarle tiempo a temas muy complejos. Al final todos los temas de investigación son muy complicados y llevan mucho trabajo porque son enrevesados. Todo eso se puede hacer desde una fundación como Civio porque le dedicamos tiempo a los temas y podemos publicar lo que queramos ya que no tenemos ningún tipo de presión.

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P. Civio es una organización sin ánimo de lucro. ¿Cuáles son sus valores o principios ideológicos? ¿Es imparcial e independiente?

R. Creo que sí somos independientes. Eso también depende mucho de quien nos lea. Nos preocupa mucho la imagen que dé la fundación. Queremos que se vea que somos independientes e imparciales. Cuando por ejemplo nos hemos reunido con partidos políticos para intentar mejorar alguna ley, siempre nos obsesiona que nos reunamos con todos. También nos han invitado a actos que han montado los partidos políticos sobre temas que nos interesaban y no hemos ido porque hemos considerado que son asuntos de partidos y no queríamos ni siquiera aparecer en una foto con determinados líderes políticos. Es decir, nos cuidamos mucho de eso. Y, por otro lado, económicamente somos independientes porque no recibimos ese tipo de financiación. Por lo que, creo que sí somos independientes totalmente. Al final lo que nos afecta, pero que nos perjudica a todos, es a la hora de decidir qué se investiga y que no influyan las preferencias o preocupaciones personales del equipo. Al final estas cuestiones te afectan. Pero sí somos independientes frente a agentes externos.

En cuanto a los valores ideológicos, tratamos de seguir una premisa que es la de no tratar al lector como si fuera idiota. Nuestro objetivo general es explicar las cosas de la forma más aséptica posible. Es verdad que no puedes ser aséptico cuando se trata de dañar, por ejemplo, derechos fundamentales. Ahí no vale ser imparcial. Tratamos de no valorar y de que sea el lector quien lo haga. No hay una línea ideológica detrás. De hecho si pensamos en las ideas ideológicas del equipo somos bastante mixtos. Al final el lector es lo suficientemente inteligente como para entender los datos y la información y decidir si le parece bien o mal. Hay un montón de noticias que yo misma publico sobre el BOE que no me parecen que estén mal. Pero es interesante que la gente sepa cómo funcionan las cosas. A mí me pueden parecer que no están mal pero que son noticia. Y a otro le puede parecer que es una vergüenza. No hay una línea ideológica clara, o intentamos que no la haya. Seguramente la línea ideológica personal del periodista que escribe la pieza, o en mi caso que lo edito todo, se nota. Pero, no hay una línea clara porque al final la premisa básica es que el lector es inteligente.

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P. El equipo de esta fundación es multidisciplinar. Lo componen nueve personas incluyendo periodistas, informáticos y técnicos de comunicación, entre otros. ¿Cómo complementan el trabajo todos los profesionales entre sí?

R. Lo que intentamos, y pienso que nos hace distintos, es que la parte técnica y periodística trabaja junta desde el principio. A la hora de decidir qué temas vamos a tratar, cómo lo vamos a tratar o qué datos vamos a buscar, hay un peso importante de la parte periodística. O, a la hora de decidir los entrevistados y enfoques, pero los técnicos están trabajando con nosotros desde el principio, nos ayudan a sacar los datos, deciden hasta qué punto tiene sentido publicar una cifra o no. Se especializan en el tema. Yo creo que la cuestión que hace fácil que nos comuniquemos entre nosotros es que los periodistas de Civio somos muy frikis: todos sabemos un poco de tecnología. Y los informáticos saben muchísimo de periodismo. Hay un criterio periodístico que marca la parte final del trabajo pero todo el proceso lo hacemos en común.

“La parte técnica y periodística trabaja junta desde el principio. Los periodistas de Civio sabemos de tecnología y los informáticos saben mucho de periodismo”

P. El periodismo y la innovación son “las palancas que permiten lograr cambios”, tal y como se explica en la web de Civio. ¿Cuáles son las claves para lograr un periodismo verdaderamente innovador?

R. La clave es encontrar enfoques innovadores. No tiene tanto que ver con herramientas o tipos de equipos, sino encontrar enfoques innovadores. Esto último sale de escapar de la declaración diaria de los temas del día y poder dedicarle tiempo, que esto es muy complicado en una redacción, a crear tu propia agenda. Ahí es cuando innovas. Lo más importante es innovar en temas, crear asuntos nuevos que no existen, con enfoques distintos. Así la opinión pública puede debatirlos. Para ello, es importante utilizar fuentes diferentes a las que utiliza el periodismo tradicional u otro tipo de técnicas, pero al final la clave de la innovación está en el enfoque y no en las herramientas, y eso que nosotros somos muy tecnológicos.

P. Por otro lado, desde Civio luchan por una reforma de la Ley de Transparencia que decrete el derecho de acceso como derecho fundamental. ¿Qué reformas concretas considera que hace falta introducir en esta ley?

R. La Ley de Transparencia fue fundamental porque se reguló un asunto que no estaba casi reglamentado, pero el problema de esta ley es que se quedó a medias. Se responde tarde y mal. La ley está planteada de una manera con excepciones muy amplias. Esta ley es un derecho que debería ser fundamental y no lo es. Entonces, si no son muy específicas esas excepciones lo que sucede es que quien las aplica, las aplica para todos. Por ejemplo, cada vez que se trabaja con datos, aunque sea casi irrelevante, se aplica la protección de datos. Por lo que, si no se regula, las excepciones se aplican de forma masiva. Ese es el problema de la Ley de Transparencia.

Otro ejemplo es la protección de los intereses económicos y comerciales: no responde a qué, ni cuándo ni quién. No está claro cuándo hay que ponderar el derecho de acceso a estas excepciones por lo que se están aplicando de forma demasiado amplia. Ese es el problema principal.

P. El proyecto Medicamentalia tiene por objetivo el acceso global a la salud. Algunos de los titulares son muy llamativos como, por ejemplo: “Los hospitales públicos recibieron 18 millones de las farmacéuticas en 2016 en donaciones, patrocinios y pago por servicios” o “Precios de vacunas: cifras que no cuadran”. ¿Cómo se define la relación entre las farmacéuticas y el Gobierno español? ¿Actúan los grupos de interés y consiguen sus objetivos en este campo?

R. Las farmacéuticas son un lobby muy potente. Aunque haya organizaciones que intenten que la relación entre las farmacéuticas y los Estados sea más transparente, como hemos hecho nosotros, al final tenemos menos fuerza. La relación entre éstos es opaca y muy importante. Y además, resulta vital, porque se establece a qué precio la sanidad pública va a pagar cada uno de los medicamentos. Esas negociaciones no se conocen y los precios que acuerdan no se publican. Nosotros hemos podido sacar precios de vacunas, por ejemplo, buceando en pliegos de contratos, pero no se publican. Ahora están empezando a publicar los acuerdos de la comisión que decide a qué precio se compran los medicamentos. Se publica casi todo pero no se publica el precio, que es lo más importante. Se negocia en secreto algo que nos afecta a todos y puede implicar que haya prevaricación o tráfico de influencias por estar pactando precios por encima del mercado, por ejemplo.

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“La relación entre las farmacéuticas y los Estados es muy opaca. Se negocia en secreto algo que nos afecta a todos y puede implicar que haya prevaricación o tráfico de influencias por pactar precios por encima del mercado”

P. En su libro Españopoly. Cómo hacerse con el poder en España (o, al menos, entenderlo) explica cómo funciona nuestro país en este ámbito. ¿Cree que los ciudadanos pueden, realmente, con las herramientas que poseen, participar en este juego y conseguir cambios sustanciales en la estructura del poder?

R. Soy optimista y creo que tenemos poder. Lo que sucede es que para poder cambiar las estructuras de base del Estado hay que conocerlas. Esa es mi misión con este libro: intentar explicar a la gente corriente cómo funcionan esas estructuras tan complejas. Lo que hemos descubierto es que una vez que las conoces a fondo, es mucho más fácil promover cambios. Y la única forma de proponer cambios de base es conociendo las estructuras del Estado. Con Españopoly intento exponer los entresijos del poder con el fin de estimular cambios.

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P. El ritmo del periodismo de investigación lo marcan, entre otras cosas, las cuestiones que dificultan avanzar en un proyecto. ¿Existe algún tema espinoso que tenga pendiente? ¿Alguna cuestión que se les resiste?

R. Hay temas a los que no he podido acceder porque no he conseguido llegar a la información. Suele ser por barreras de protección de datos o barreras legales que no nos dejan avanzar. Sí hay temas pendientes, pero en realidad son pocos. Por ejemplo, el tema de la contratación es muy complicado y cuando empecé a investigar a lo grande pensaba que nos iba a llevar unos meses, y al final han sido dos años. Quiero decir que hay temas que, si son difíciles, justifican todavía más nuestra labor.

P. Fundación Ciudadana Civio cuenta con vías de financiación distintas a las de los medios tradicionales. ¿Cómo funcionan? ¿Es rentable hacer este tipo de periodismo?

R. Es rentable porque hasta ahora no hemos tenido pérdidas. Es verdad que somos una fundación pequeña y la mayoría de los gastos se derivan a los sueldos, entre el 80 o 90 por ciento. Ningún año hemos tenido problemas económicos pero nos es muy difícil crecer. Nos financiamos por tres fuentes distintas: la primera proviene de los socios que todos los meses dan dinero para que se mantenga o cuando hacemos un crowdfunding para un proyecto en concreto las donaciones son puntuales; por otro lado tenemos becas internacionales, premios o grandes proyectos europeos en los que nosotros hacemos una parte periodística o tecnológica; la tercera pata proviene de aplicaciones que hemos hecho sobre nuestros proyectos que son abiertas y de código libre. En general las tres patas son: la venta de servicios, becas de periodismo e internacionales, pero sobre todo europeas, y la parte de donaciones.

“Las tres fuentes de financiación son: la venta de servicios, becas de periodismo e internacionales, pero sobre todo europeas, y la parte de donaciones”

P. ¿Han logrado alguna financiación por parte de empresas o instituciones privadas en nuestro país?

R. No. Alguna vez hemos vendido servicios a entidades privadas pero no recibimos donaciones de grandes empresarios españoles. En España es casi impensable que una empresa destine dinero a investigar el poder.

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