“Grandes comunicadores de la ciencia: de Galileo a Rodríguez de la Fuente”. El poder de las historias en la divulgación científica

Las dotes de orador de Félix Rodríguez de la Fuente se apoyaban en su prodigiosa memoria. En los años cuarenta, cuando Félix estudiaba Medicina, se presentó a un examen de Microbiología. El catedrático examinaba oralmente y tenía fama de duro. Cuando le llegó el turno a Félix, le tocó el tema de la fiebre de Malta. El joven estudiante empezó: “Corría el año 1812 cuando una comisión de médicos ingleses se traslada a la isla de Malta. No podía permitir el leopardo inglés que una de las más brillantes perlas que adornaban su diadema imperial estuviera enturbiada por una tradición que situaba en la isla el origen de una enfermedad que asolaba el Mediterráneo”.

El catedrático le cortó y le dijo: “No siga, Rodríguez, ¡sobresaliente!”.

En sus conferencias y documentales, Félix hablaba con un discurso perfectamente estructurado sin el apoyo de ni una sola nota. Por eso nos enganchaba tanto en televisión. Rodríguez de la Fuente es un gran contador de historias. Sus programas son historias fabulosas donde intercala la ciencia de manera sutil, sin que nos demos cuenta.

Foto: Instituto Jane Goodall.

En agosto de 1963, la revista National Geographic publicó en su portada una fotografía captada en una selva africana. En primer término, cinco chimpancés acicalándose entre sí. Al fondo, una joven sonriente escribía en su cuaderno: “Cuando dos chimpancés se saludan, al encontrarse después de haber estado separados, su conducta nos parece tan sorprendente como la de dos personas en la misma situación. Los chimpancés pueden inclinarse o agacharse, darse las manos, besarse, abrazarse, tocarse o palmotear casi en cualquier parte del cuerpo”. Era la científica británica Jane Goodall, que tres años antes había comenzado a estudiar a los primates en la Reserva Natural de Gombe Stream, en Tanzania. En diciembre de ese mismo año, la CBS emitió el documental Miss Goodall y los chimpancés salvajes. Ese fue el comienzo de su popularidad.

En 1972 Carl Sagan fue invitado al programa The Tonight Show, un espacio de entrevistas cuya audiencia superaba los 15 millones. Sagan habló de su libro “La conexión cósmica”. La entrevista duró solo cinco minutos; su intervención fue tan divertida y despertó tanto interés que semanas después fue invitado de nuevo. Esa vez habló sobre la historia del universo y el origen de la vida. Su aspecto informal, alejado del estereotipo del científico, su sonrisa y su pasión impactaron de nuevo en la audiencia. Un crítico de televisión escribió: “Cuando terminó su charla, 100.000 espectadores adolescentes deben haber hecho votos para convertirse en astrónomos”. Desde entonces, Sagan fue colaborador habitual del programa.

Carl Sagan en la serie Cosmos

Estas son tres de las muchas historias que el profesor Bienvenido León, catedrático de Comunicación de la Ciencia de la Universidad de Navarra, desglosa en su obra “Grandes comunicadores de la ciencia: de Galileo a Rodríguez de la Fuente”, editado por Comares y la Fundación Lilly. Porque como sostiene el autor, “contar historias es la manera más poderosa de divulgar la ciencia”.

El investigador León cuenta con una amplísima experiencia en la comunicación científica. Ha sido profesor visitante en las universidades de North Carolina y Colorado (EE.UU.), y Otago (Nueva Zelanda) e imparte docencia en otros centros españoles y extranjeros. Es experto en la comunicación pública de la ciencia y el medio ambiente, especialmente en los medios audiovisuales. Ha publicado más de 100 artículos y capítulos de libros, además de 25 libros como autor o editor. Dirige el Grupo de Investigación sobre Comunicación de la Ciencia de la Universidad de Navarra y es director del festival de cine sobre ciencia #LabMeCrazy!

Sabemos que la comunicación pública de la ciencia es una prioridad. Sin embargo, comunicar los contenidos científicos no resulta fácil. Existe un enorme volumen de información, son temas habitualmente complicados, y el público encuentra difícil entender el conocimiento especializado.  A pesar de esta complejidad, numerosos científicos y comunicadores han logrado comunicar la ciencia con el máximo nivel de excelencia, alcanzando enorme popularidad, ya sea al divulgar la vida de los animales en distintos hábitats, la estructura del cosmos y los sistemas planetarios, o el impacto del medio ambiente en la ecología. 

“Grandes comunicadores de la ciencia” está estructurado en diez capítulos. En cada uno, el profesor León estudia las técnicas de divulgación científica de un comunicador, explica su obra y rasgos principales, e incluye un resumen de la biografía y un análisis de sus obras con sus métodos para comunicar la ciencia. Al final de cada capítulo, Bienvenido León entrevista a un experto en la obra del divulgador. Los diez comunicadores objeto de estudio son:

  • Galileo Galilei (1564-1642). El primer divulgador científico

  • Jane Marcet (1769-1858). Autora de best-sellers sobre ciencia

  • Alexander von Humboldt (1769-1859). Un divulgador universal

  • Charles Darwin (1809-1882). Una vida dedicada a la ciencia y la escritura

  • Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Una voz influyente, más allá de la ciencia

  • Rachel Carson (1907-1964). Icono de la ecología moderna

  • Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980). El gran divulgador de la naturaleza española

  • Carl Sagan (1934-1996). Showman de la ciencia

  • David Attenborough (1926- ). Imagen y voz de la naturaleza

  • Jane Goodall (1934- ). Científica y aventurera

Bienvenido León (Universidad de Navarra)

El catedrático de la Universidad de Navarra subraya que a la mayoría de la gente no le interesa la ciencia porque no la entiende. “Esto es una excelente noticia porque significa que si la contamos bien va a llegar a mucha más gente”. Su propósito es imitar a sus predecesores: 

“He intentado hacer lo mismo que ellos: contar algo que tenía mucha profundidad de manera muy divertida. El libro tiene una historia detrás. Comenzó hace más de treinta años, cuando mi maestro Juan José García-Noblejas me convenció de hacer una tesis doctoral sobre el divulgador británico David Attenbborough. Este libro ha surgido a partir de aquella tesis. Ambos pretenden explicar por qué algunos autores han sido capaces de hacer algo tan complejo como comunicar la ciencia al público de manera simple”, cuenta León.

El autor estudia cómo ha evolucionado el lenguaje científico desde Galileo, pionero en escribir obras científicas en el italiano de la época, en vez de hacerlo en latín como era habitual en ese momento. “Es un hecho de gran trascendencia, que presupone un interés del genio florentino por llegar más allá del círculo de expertos de aquel momento; es decir, revela una intención divulgativa”, subraya el experto.

Humboldt, Darwin o Ramón y Cajal ocupan los lugares más destacados en la historia de la ciencia. Sin embargo, es menos conocida su faceta de comunicadores que difundieron su conocimiento en la sociedad de su época. Por otra parte, existen grandes divulgadores que no son científicos. Es el caso de Jane Marcet, quien decidió transmitir al público general, especialmente a las mujeres, el contenido de las complejas conferencias sobre química a las que acudía.

Las mujeres científicas eran rompedoras, se salieron de sus papeles habituales y lograron transformar su entorno. Resulta fascinante el relato de la vida de Goodall, que ahorró durante dos años para viajar a Kenia y estudiar a los primates. Según narra el libro, “de repente un día pasó de ser científica a activista, defendiendo los derechos de los animales”. León explica que hoy sigue muy presente el ”Efecto Sagan”, en referencia al astrofísico Carl Sagan (1934-1996), con consecuencias negativas en su carrera investigadora. “Desde que apareció en un programa de televisión nocturno, sus compañeros empezaron a menospreciarlo como científico”.

Félix Rodríguez de la Fuente (TVE)

La serie “El hombre y la tierra” (1974-1981) de Félix Rodríguez de la Fuente simboliza la obra del gran divulgador de la naturaleza en España. Nunca los lobos, los linces o las águilas ocuparon tanto tiempo en horario de máxima audiencia y despertaron tanta pasión entre la audiencia. Varias generaciones quedaron marcadas por las competencias comunicativas de un naturalista que empleaba una voz única e inolvidable y contaba de forma apasionante los pormenores de la fauna de nuestro país.

Las personas retratadas en esta obra llevaron a cabo un sobresaliente trabajo de divulgación que ha contribuido a cambiar nuestra concepción del mundo científico. En palabras de Gema Revuelta, directora del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la Universidad Pompeu Fabra, con quien el autor mantuvo un coloquio en la presentación del libro, podría decirse que estos divulgadores son unos “indisciplinados” por tres razones: relacionan entre sí conocimientos generados desde diversas disciplinas, más allá de la suya propia; comparten una intensa curiosidad por las artes y utilizan sus conocimientos sobre música, dibujo, literatura y oratoria en su comunicación; y cuestionan las normas y convencionalismos. ”Bienvenido León te lo explica todo como si fuera sencillo, pero detrás se esconde un tremendo trabajo de investigación y reflexión”, añade Revuelta. 

La pregunta que surge de estas páginas es la misma que motivó la elaboración del libro: ¿cuáles son las claves para comunicar la ciencia de forma clara e interesante? “Todos han sido capaces de transmitir pasión y de ponerse en la piel del público”, argumenta el profesor León. Cuando Darwin intentaba explicar algo, se imaginaba contándoselo a una persona desconocida que no sabía nada del tema y así adaptada su lenguaje. Además, los divulgadores buscaron democratizar la ciencia y hacer llegar el conocimiento al conjunto de la sociedad, tratando de superar todos los obstáculos.

En definitiva, se trata de una obra muy valiosa que subraya la importancia del conocimiento científico a través de una comunicación clara y un lenguaje adaptado a todo el mundo, que resultará de interés a los investigadores, estudiantes y al público en general. “Estos divulgadores abrieron brecha y crearon una cultura divulgativa; sin embargo, aún queda mucho por hacer”, afirma el autor.

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