Maquinando en el corazón del periodismo europeo. Así apuestan los medios austriacos por la transparencia y el desarrollo de la IA en sus redacciones
Una vista de la redacción de informativos de ORF, la televisión pública austriaca.
Al pensar en proyectos ambiciosos de Inteligencia Artificial (IA) en periodismo, probablemente te vengan a la mente grandes redacciones en Nueva York o Londres. Sin embargo, en medios de modestas dimensiones y apenas conocidos, en la tranquila Viena, también se está fraguando una profunda transformación tecnológica. Y es que ahí cuentan con una industria todavía con bastante mejor salud que en países como España, implicadas y extensas comunidades de lectores, unos sólidos valores profesionales y, sobre todo, un puñado de profesionales con objetivos muy claros.
El caso de Kurier es paradigmático para entender cómo se está reconfigurando la relación entre el periodismo y la IA en Austria. La marca de este periódico no ha traspasado fronteras y su digitalización fue modesta incluso para un contexto en el que la necesidad de innovación resultó mucho menor que aquí. Precisamente por eso los pasos que está dando en la incorporación de esta tecnología reflejan muchos de los aspectos fundamentales de este cambio estructural: la implicación de la redacción, el desarrollo de productos internos, la transparencia interna y externa y la transversalidad de una tecnología que atraviesa a todos los soportes.
En Kurier, además, muchos de estos cambios emergen de un pequeño grupo de periodistas reconvertidos en jefes de producto que, después de liderar la incipiente transformación digital de este diario, hace tres años empezaron a promover la sustitución de herramientas ajenas por programas desarrollados internamente. Y mientras en otros sitios se limitaban a experimentar con ChatGPT, poco a poco fueron integrando en su CMS recursos para la sugerencia de titulares, el etiquetado automático, la generación de texto alternativo para la accesibilidad de las imágenes e incluso, aunque todavía en fase beta, para transformar notas de prensa oficiales en borradores de noticias. Habían creado un CMS propio, con una infraestructura de IA e incluso una API para no depender de ningún gran modelo de lenguaje.
Su estrategia es clara: seguir fomentando el desarrollo de proyectos propios, combinarlos con un uso seguro con cuentas empresariales de ChatGPT y desplegar la declaración de principios sobre IA del medio, manteniendo unas líneas abiertas a los constantes cambios en este ámbito, pero con unas reglas del juego más claras. Pero estos planes no hubiesen fructificado sin la aprobación y la participación de la redacción. En su edición digital tienen bien interiorizados muchos de los principios de Kurier ante el reto de la IA: buscar el equilibrio entre el espacio para la experimentación y la salvaguarda de los valores de la profesión, la horizontalidad y la transparencia, tanto hacia el lector como entre los colegas, para ir transformando una cultura profesional no exenta de resistencias.
Muchas de estas tendencias se trasladan a Der Standard, aunque con la menor urgencia que hace posible su claro liderazgo en la prensa austriaca, sobre todo en su edición digital. Tienen muy claro que la enorme y activa comunidad de este diario, que publica miles de comentarios e incluso genera y autogestiona decenas de nuevos hilos al día, constituye su principal baluarte. Por eso su actual dirección tiene claro que el buen periodismo tiene que mantener su esencia y que la IA debe servir como apoyo para ayudar a los redactores a ser más precisos, a cometer menos errores, a hacer mejor su trabajo. Y para eso, todos los esfuerzos están ahora fijados en la integración de herramientas en el CMS. Aunque aquí, en ese dilema entre comprar productos o desarrollarlos internamente, son los únicos que se decantan por lo primero.
Por el momento, una buena parte de los avances en el campo IA de Der Standard se sustentan en la iniciativa particular de sus profesionales. El departamento de redes sociales es un buen ejemplo. La energía y el optimismo de este pequeño equipo le ha permitido experimentar con recursos para explotar la edición del audio y la imagen. Siempre, eso sí, con el objetivo de mejorar el producto y con la precaución que impone una audiencia que, según han constatado, tiende a ser escéptica con el uso de la IA. También se manifiesta en su equipo de periodismo de datos, donde enseñan cómo han utilizado especialmente Gemini para desarrollar el código de algunas de sus piezas más avanzadas y para analizar el feedback de varios miles de comentarios y así mejorar sus investigaciones.
Una parte de la redacción de Der Standard.
Los movimientos de los medios austriacos para afrontar el reto de la IA son todavía más evidentes en el caso de la ORF, la televisión pública. Aunque mover un gigante de estas dimensiones es siempre difícil, desde la cúpula y sobre todo desde su redacción están dando grandes pasos. Desde el departamento de innovación llevan años fomentando la experimentación en esta tecnología con eventos, talleres y hasta una especie de competición para premiar a los más avanzados en su incorporación. Incluso apuestan por seguir avanzando en la adaptación a los últimos avances en una guía de principios de uso de la IA muy detallada sobre la que discutieron durante meses representantes de todas las áreas de la corporación.
Algunos de los periodistas que participaron activamente en este proceso fueron también los que impulsaron el que quizás sea el proyecto más completo y ambicioso en la intersección del periodismo austriaco -y quizás de gran parte de Europa- y la IA: AIDITOR. Iniciado en 2024 como un espacio de experimentación, este proyecto fue programado por un antiguo periodista, con un conocimiento directo de las necesidades de las redacciones. Hoy está ampliamente extendido en la redacción, con cientos de usuarios diarios, y se considera la herramienta oficial sobre la IA en la ORF. Ofrece múltiples funciones: sugerencias de titulares, generación de ideas (como preguntas para entrevistas), corrección de textos, redacción automática, transcripción, traducción y creación de versiones adaptadas a redes sociales. Incluye también un chat que permite acceder a las directrices internas. Dispone de una biblioteca de prompts y trabaja con distintos modelos de IA -OpenAI, DeepSeek, Mistral, entre otros-, con la garantía, al menos en teoría, de no servir para entrenar estos modelos y mantenerse libre de riesgos de filtraciones. Su próxima meta es integrarse en el CMS, del que actualmente solo recibe información.
Y esta panorámica se cierra con el que, sin duda, es el caso más avanzado en la integración de la IA y el periodismo en Austria -y de nuevo, puntero también a nivel internacional-. Se trata de la APA, la agencia pública de noticias, un modelo al que podrían aspirar muchos de sus homólogos europeos si no fuera por una peculiaridad: se trata de una cooperativa participada por gran parte de los medios austriacos. Y eso explica la existencia de lo que ellos mismos denominan su verdadera “mina de oro”: un archivo compuesto por más de un billón de artículos digitalizados de todos los periódicos desde 1986. No es de extrañar teniendo en cuenta lo importante que son los datos, tanto la calidad como la cantidad, para los actuales grandes modelos de lenguaje.
En la dirección de la APA tienen muy asimilados sus principios: la seguridad y la confianza, priorizando el alojamiento propio de los sistemas; una filosofía de “human in control”, que implica no sólo supervisar, sino dirigir las decisiones que toma la IA; y la transparencia tanto hacia la audiencia y como internamente, entre los equipos técnicos y los periodistas. Esto les ha llevado a desarrollar numerosas herramientas propias, tanto para uso interno como para ofrecer servicios a terceros. Adoptan una postura que califican como “agnóstica” frente a los modelos y proveedores tecnológicos, eligiendo siempre los que consideran más adecuados para cada caso de uso.
Enumerar todos sus proyectos sería imposible. Sobre todo, porque esta organización lleva dos décadas trabajando con IA y desde 2019 ha experimentado con la automatización en la generación de noticias, especialmente durante periodos electorales. Dispone de su propia API y ha desarrollado sistemas como un corrector automático, que actúa como asistente de texto basado y que actualmente utilizan cinco medios. También imparten talleres con certificación a otras instituciones y cuentan con un entorno experimental con una biblioteca de prompts. Entre sus próximos desarrollos, destaca un nuevo CMS con IA integrada, que permitirá añadir a las actuales funcionalidades de distribución otras centradas en la producción como crear variaciones de contenido con control total del flujo de trabajo, además de automatizar la gestión de eventos a partir de correos electrónicos.
Presentación de algunos de los resultados preliminares de esta investigación en la sede del CMC de la Academia de Ciencias Austriaca. Foto: CMC
Estos cuatro casos, que conforman el corpus de una investigación realizada durante mi estancia de tres meses en Viena, reflejan cómo es posible gestar la IA desde dentro de las redacciones. En estos medios, la clave no está solo en la tecnología, sino en las personas que la impulsan: periodistas que asumen el liderazgo de los procesos, técnicos que entienden las necesidades informativas y equipos que apuestan por la transparencia tanto con sus lectores como con sus compañeros. Lejos de resignarse a depender de las grandes plataformas, trabajan para crear sus propias herramientas y mantener el control sobre sus flujos de trabajo, sus datos y sus valores profesionales.
En ese empeño, Austria se ha convertido en un laboratorio silencioso pero decisivo para el futuro del periodismo europeo: un lugar donde se maquina, con prudencia y convicción, el modo en que la IA puede integrarse en la práctica periodística sin renunciar a su esencia.