Derek Bowler, director de Social Newsgathering, (European Broadcasting Union): "Las fake news no existen. Si una noticia es falsa, entonces no es noticia"

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Derek Bowler es el encargado de recopilar información proveniente de redes sociales para la European Broadcasting Union (EBU), la mayor alianza de información pública del mundo. Dirige la red Eurovision Social Newswire, un proyecto exclusivo de la EBU en el que trabajan en tiempo real unos 450 periodistas de todo el mundo. Su fin es sacar algo en claro del océano que pueden suponer las redes sociales y esquivar la creciente desinformación originada, en gran parte, por “testigos” que dicen haber presenciado un evento noticioso. Especializado en la recopilación de datos y en el proceso de verificación de hechos en zonas de conflicto, Bowler ha contribuido en diversos proyectos del New York Times y del Washington Post, además de haber trabajado también con el Google News Lab en la búsqueda de métodos innovadores para verificar lo que ocurre en el mundo. Ha participado en las XIV Jornadas Internacionales de Innovación en Periodismo en la UMH.

Pregunta. Usted es un fiel defensor del trato riguroso de los contenidos que se publican. ¿Cree que el resto del sector del periodismo le acompaña?

Respuesta. Esa pregunta tiene una respuesta sencilla: no. Desafortunadamente, vivimos en un mundo donde es más importante llegar el primero con un vídeo que comprobar la veracidad de lo que se está ofreciendo. Creo que vivimos en una cultura donde lo más importante son los likes y los clics y, para ser el mejor en dicho mundo, tienes que ser el primero en compartir noticias, lo cual supone un problema.

Hoy en día cualquiera puede publicar contenido, todo el mundo quiere ser parte de la conversación online y eso implica diversas cosas. Por supuesto, mucha gente comparte contenido legítimo, pero otros muchos comparten imágenes creyendo que son ciertas, cuando a lo mejor recogen información de otros momentos. El problema llega cuando los medios utilizan dichos contenidos. Un claro ejemplo de ello fue la cobertura del famoso rescate de los niños de la cueva tailandesa. Vimos numerosos vídeos de distintos medios mostrando supuestamente el interior de la cueva, pero, en realidad, estos vídeos a lo mejor tenían 5, 6 o 7 años de antigüedad. La cuestión es que estos errores pueden evitarse con un proceso de verificación muy sencillo, que no se está llevando a cabo. Al final, esto supone un problema para el mundo del periodismo, porque este afán de conseguir el click ha menoscabado mucho nuestra credibilidad.

P. ¿Cree que si los periodistas recibiéramos un entrenamiento específico en este aspecto podríamos paliar el problema?

R. El entrenamiento está bien, y todo el mundo debería tener una buena base, pero creo que el problema reside en la contratación de periodistas. Muchos medios se están centrando en contratar antes a personas que tienen mucho éxito en las redes sociales que en incluir a gente con verdaderas habilidades periodísticas. Yo me considero un periodista porque fui a la universidad y estudié dicha especialidad, pero otra mucha gente puede considerarse periodista porque ve algo en la calle, bloguea e informa de las cosas creyendo que así es como lo haría un periodista. Ahora bien, no todo el que tiene un portátil puede considerarse periodista, porque ha de contar con formación específica, con preparación profesional. En la captación de noticias, que es a lo que me dedico, la formación es primordial. Lidero este aspecto en la EBU, pero eso no quita que no aprenda algo nuevo cada día, y eso sucede en todos los aspectos del periodismo, da igual que estés en radio, en televisión o en cualquier otro medio. El mundo está cambiando con los nuevos formatos que están apareciendo, por lo que es muy importante entender cuál es el origen del contenido y cómo se puede utilizar dicho contenido para enriquecer el producto.

“Ser el primero en publicar no lo es todo, también hay que comprender la importancia de hacerlo correctamente”

P. Antes ha mencionado esa tendencia a querer ser siempre el primero. ¿Cree que es posible ser el primero y además ser riguroso?

R. Absolutamente. De hecho, ese es el modelo de la EBU: queremos ser siempre los primeros y además dar información rigurosa. No publicamos nada a no ser que sea 100% legítimo, y para lograrlo hay que tener una buena plantilla y, sobre todo, crear una cultura tecnológica que conciencie de esta necesidad. En la EBU trabajamos con todos los medios públicos de Europa y lo que esperan de nosotros es que demos la información de manera correcta siendo siempre los primeros. No obstante, ser el primero no lo es todo, hay que comprender la importancia de hacerlo correctamente. Ello implica también ser valiente y dejar pasar alguna pieza por la falta de mecanismos para verificarla, y eso es algo que muchos medios aún no están haciendo, debido a que, por esa necesidad de ser siempre los primeros, están cometiendo muchos errores, sobre todo en términos de copyright.

P. ¿Cuáles son las limitaciones legales en cuanto al copyright? ¿Es posible dar información sin atribución alguna?

R. Realmente sólo hay una regla. Yo no puedo quitarte el micrófono con el que me estás entrevistando, básicamente porque no es mi micrófono. Con el contenido generado por los usuarios pasa lo mismo, si alguien publica algo en redes sociales, es dueño 100% de dicho contenido. ¿Puede esa persona vender dicho contenido por dinero? Absolutamente. ¿Debo usar su contenido sin su permiso? De ninguna manera. No hay nada que discutir ahí, la propiedad lo es todo, y eso es algo que los medios deberían comprender. Además, es fundamental admitir dicha propiedad, porque a partir de ahí puedes empezar todo tu proceso de verificación.

P. ¿Y qué sucede después en ese proceso?

R. Es muy sencillo. Al final, la recogida de información proveniente de redes sociales sigue el mismo procedimiento que el periodismo tradicional. Si vas a escribir un artículo para la prensa, vas a hablar con tu fuente, intentar conseguir la máxima información posible y, a partir de ahí, escribir tu historia. Yo hago lo mismo: veo un vídeo de un usuario en internet, hablo con él, le llamo y obtengo su perspectiva. Me preocupo por sus motivaciones y le hago preguntas simples: “¿Es este su vídeo? ¿Lo tiene? ¿Me da permiso para usarlo?”, etc.

P. ¿Y el procedimiento es el mismo con un suceso dramático, como un atentado terrorista?

R. Ahí es donde entra la formación periodística. En ese caso es donde se ve la diferencia entre alguien que se considera periodista y alguien que efectivamente es periodista. Porque, al final del día, yo veo material de manera cruda, sin adulterar ni filtrar. Cuando alguien presencia un suceso traumático, un atentado como pasó en Barcelona o Pittsburgh, lo primero siempre es la propia persona. Por eso, una de las cosas que siempre hacemos cuando tratamos un evento de alcance es preguntarle a la persona si está bien. Si esa persona me dice que no lo está, le digo que se mantenga segura y que quizá la contactaré en otro momento. Hay que entender que tenemos el deber de cuidar a nuestra fuente, aunque solo vayas a hablar con ella cinco minutos y nunca más vuelvas a hacerlo.

Algo que hemos visto mucho en las masacres en Estados Unidos es que, en cuanto alguien publica un vídeo (por ejemplo, una persona que está escondida bajo la mesa grabando lo que ocurre en un tiroteo), aparecen decenas de periodistas preguntándole a ese testigo si pueden usar su vídeo para publicarlo. Al final, preocuparte por la persona es algo sencillo, y lo cierto es que no se está haciendo. Y no sólo debe darse en casos de terrorismo, si alguien ha perdido todas sus pertenencias por una inundación, también merecerá un trato cuidadoso.

image alt text Derek Bowler durante su intervención en las XIV Jornadas Internacionales de Periodismo.

P. ¿Cómo logra acceder a estos testigos? ¿Las publicaciones llegan a usted una vez se han vuelto virales o acuden ustedes en su búsqueda?

R. Tenemos un sistema para encontrar dicho contenido. No es nada especial, simplemente utilizamos algunas de las habilidades básicas del periodismo, como puede ser la búsqueda de palabras clave. No obstante, como ha mencionado Mark Frankel, director de redes sociales de la BBC, en las XIV Jornadas Internacionales de Innovación en Periodismo de la UMH, es fundamental entender lo que la audiencia quiere. Por ello, en la EBU buscamos las historias del día, con el fin de brindarle información valiosa a nuestros miembros. Si hay una inundación en España, seguro que TVE querrá tener ese contenido. Quizá no hayan podido grabar nada, pero es posible que nosotros recopilemos algo de información proveniente de las redes sociales y dársela a estos medios para que la puedan utilizar.

Además, otra de las cosas que hace nuestro equipo de la EBU es buscar información de la que nuestros miembros no hayan oído hablar. Por ejemplo, la semana pasada salió un vídeo muy gracioso en Australia mostrando cómo una pareja de pingüinos del mismo sexo criaban a otro pingüino neonato. Esto no estaba en la agenda de nuestros medios, pero tuvo mucho éxito, ya que lo emitieron tanto la BBC como TVE, entre otros.

P. ¿Cree que los medios se están centrando demasiado en difundir este tipo de contenidos?

R. Creo que los contenidos virales tienen, sin duda, un hueco en la agenda. No todo lo que aparece en los informativos deben ser malas noticias, sino que también es posible publicar historias que le saquen una sonrisa a la gente. Sin embargo, muchos medios sacan estas noticias con el único fin de ganar likes y seguidores. De este modo, pese a que lo parezca, no están empoderando a la gente ni dándoles los contenidos que demandan. Lo que están haciendo es aumentar el potencial de su marca y ganar dinero a costa de las personas que comparten estos contenidos. Cuando uno ve una noticia seria, lo hace con la intención de tener un prisma periodístico de lo que ocurre, y esto no pasa con los contenidos virales. Con esto no quiero decir que sean menos importantes, muchas veces lo son. Me refiero a que es importante utilizar estos contenidos para conocer más acerca de la audiencia —especialmente en el caso de los más jóvenes— y no sólo para explotar el clickbait.

P. ¿Qué opina sobre el término fake news? ¿Cree que la viralización de este término es, precisamente, un problema para luchar contra la desinformación?

R. Es un problema, sin duda. La razón es que, en realidad, las fakes news no existen. Ha habido desinformación desde el principio de los tiempos, pero el concepto actual de fake news no existe en absoluto. Es simple: si algo es falso o desinformativo, entonces no es noticia. Para mí, como periodista, las noticias son sólo hechos, por lo que, si la noticia es falsa, de ninguna manera puede ser noticia. Y da igual que intente emular su formato.

Es cierto que ha habido intereses detrás de la desinformación. Tenemos el caso de Rusia: se ha demostrado que influyeron en las elecciones de Estados Unidos, pero lo que distribuían no eran noticias, porque las noticias las controlan los medios. No obstante, por desgracia, este término ha resultado muy útil para desacreditar el trabajo que estamos haciendo muchos periodistas.

“La innovación no trata sólo de usar Inteligencia Artificial o Realidad Virtual, sino también de darle consistencia a tu redacción”

P. Para usted, ¿cómo se innova en periodismo?

R. “Innovación” es una palabra que no le gusta a mucha gente, aunque suene genial presentarse como un disruptor digital. La innovación no trata sólo de Inteligencia Artificial o Realidad Virtual, sino también de tener consistencia en tu redacción. Muchos medios tienen como objetivo convertirse en “inventores”, y lo cierto es que algunos lo consiguen, porque tienen mucho presupuesto. Pero lo que estoy viendo es que las empresas más eficaces son las que se están concentrando en su gente. La innovación debe empezar con el propio periodismo; creo que los que mejor lo están haciendo son aquellos que invierten en mejorar la calidad de sus trabajadores, para que puedan crear nuevas maneras de contar las historias. Porque eso es lo que queremos, encontrar nuevas formas de contar lo que se ha contado siempre, sólo que enganchando a la audiencia más joven.

“Mucha de la innovación actual en periodismo surge de gente que, precisamente, no se dedica al periodismo”

P. ¿Y qué aprendió sobre ello en su paso por el Googles News Lab?

R. ¿Qué aprendí? Es una buena pregunta. Fundamentalmente, aprendí que mucha de la innovación actual en periodismo surge de gente que, precisamente, no se dedica al periodismo. Esto es un gran problema, porque tenemos a muchos académicos analizando el periodismo, con frases lapidarias acerca de cómo ha cambiado en el 2018, pero sin acertar siempre en lo que dicen. En mi paso por el Google News Lab ayudé a desarrollar una herramienta llamada Montage, para verificar vídeos de forma colaborativa. No obstante, ésta estaba enfocada exclusivamente en YouTube, por lo que no me parecía muy útil. Esto se debe a que YouTube es el último sitio al que acuden los usuarios para publicar el contenido que están presenciando como testigos de una noticia (lo suben antes a Twitter o Instagram).

Fue una buena experiencia, porque aprendí mucho en cuanto a qué están haciendo algunas compañías para involucrar a la gente en las noticias, pero también me sirvió para subrayar el hecho de que tienen que ser los periodistas los que arreglen los problemas del periodismo. En la EBU implantamos ideas y conceptos para los miembros porque somos periodistas y entendemos lo que necesitamos. No todas las piezas de un puzle valen para completarlo, por lo que no puedes generalizar herramientas ni laboratorios que, pese a ser muy útiles en otros ámbitos, no terminan de serlo para la labor periodística.

P. En el caso particular de la televisión, ¿cómo se innova? ¿Cree que los informativos televisivos están en crisis?

R. Creo que en algunas cosas sí y en otras no. Si enchufas el televisor esta noche y miras cualquier programa de informativos de cualquier parte de Europa, verás que todos tienen exactamente el mismo formato. Empezamos con los titulares, luego damos algo de política, sociedad, deportes, el tiempo, etcétera. ¿Estamos en crisis? Yo creo que el formato lo está. El problema es que hemos hecho muy poco cambios en la forma de presentar las noticias en la televisión, mientras que, si miras cómo se presentan online, verás que efectivamente están cambiado mucho.

Para innovar en televisión tenemos que encontrar la manera de hacer las noticias más cercanas a la gente y de enganchar a las nuevas audiencias con nuevas historias. Es fácil hacerlo en las redes sociales y apps, pero tenemos que empezar a hacerlo en televisión. Lo que pasa con la televisión es que la gente la tiene concebida como “la caja”, mientras que los medios miran la televisión como contenido. Tenemos mucho que aprender de medios como Vice o NowThis News y empezar a utilizar el modelo de Netflix, donde todo está personalizado y la gente tiene el control total de lo que quiere ver.

“En televisión tenemos que aprender de medios como Vice o NowThis News y del modelo de Netflix, donde todo está personalizado y la gente tiene el control total de lo que quiere ver”

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P. ¿Y qué está haciendo la EBU para lograr eso?

R. Lo que pasa con la EBU es que está especialmente centrada en el intercambio de material, y esto ha sido así durante décadas. Por ello, si la BBC crea algo y a TVE le interesa aplicarlo, nosotros trabajamos para que se ceda dicho producto, y viceversa. Por ello, durante mucho tiempo nuestro trabajo ha sido trasladar y adaptar los contenidos de un país europeo a otro, lo cual deja poco margen para la innovación. No obstante, estamos trabajando con periodismo de datos, mediante la Social Newswire buscamos nuevas formas de contar lo que la gente está compartiendo en redes sociales… Hacemos muchas cosas, y cabe recordar que somos 109 medios, por lo que cada uno aporta algo nuevo.

También estamos trabajando en la creación de una política de redes sociales que esperemos sea aceptada por todos los miembros, la cual permitirá marcar unos estándares de cómo trabajar en internet de manera ética. En la EBU estamos trabajando mucho en sentar las bases, porque somos conscientes de que todavía hay muchísimas cosas que mejorar en los propios estándares del periodismo. Una vez que hayamos conseguido ese objetivo (podría ser en dos años), empezaremos a volcar más recursos en cuestiones tecnológicas. Y aquí, intentaríamos que no sólo un miembro, sino el conjunto de compañías que conforman la EBU pudieran trabajar también de forma efectiva con herramientas de IA y RV. Es algo gradual, pero trabajamos en todas estas cuestiones, sin olvidar que como medio público tenemos una gran responsabilidad.

P. ¿Se siente optimista?

R. Desde luego. Obviamente, siempre se puede hacer más, pero sin duda lo estamos intentando. Trabajamos muy duro para enseñarle a los medios de comunicación la forma correcta de hacer las cosas, y creo que vamos por buen camino. Ahora bien, esto no es algo que se arregle rápido, no van a ser seis meses de trabajo y ya va a estar todo hecho. Van a pasar años hasta que los medios recuperen la confianza que tenían, porque no es una cuestión de titularidad pública o privada, sino que todos los medios, sin importar su condición, han perdido credibilidad. Sin embargo, creo que este es el camino que tenemos que seguir. Tenemos miembros muy poderosos en nuestra red —también en España—, los cuales cada vez nos guían más y mejor para llegar a lo que la audiencia desea.

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