Así trabajan los medios de comunicación durante la crisis del COVID-19
Redacciones vacías, planes de contingencia, equipos que trabajan desde casa, medidas de higiene extraordinarias… Medios y periodistas se están volcando para ofrecer la información sobre el estado de alarma generado por la pandemia del Coronavirus en nuestro país. El periodismo ejercido con responsabilidad desempeña un valioso servicio público para mantener informada a la sociedad. En esta crisis, la cobertura y la agenda informativa han cambiado, así como las necesidades de comunicación. Ante el riesgo de contagio, los medios modifican sus procesos de trabajo y establecen protocolos para no exponer la salud de los profesionales y sus familiares.
Un trabajo titánico de coordinación
Para cualquier medio de comunicación, cubrir una pandemia sanitaria y un estado de alarma nacional suponen un reto enorme. Editores y jefes de sección están haciendo un gran esfuerzo para coordinar a sus equipos y gestionar el trabajo telemáticamente, con los redactores, corresponsales y colaboradores.La mayoría de los periodistas trabaja desde su domicilio, a excepción de un reducido equipo de profesionales que sí opera físicamente desde las redacciones. “Todo se ha ido acelerando con la expansión del virus, y en los últimos días la presión informativa es extrema, y con la mayor parte de la sección trabajando a distancia todo es todavía más complicado”, explica la redactora jefa de Sociedad de La Vanguardia, Susana Quadrado. “Nos vemos a través de nuestras cámaras, compartimos los documentos en escritorios virtuales, recibimos instrucciones a través de chats privados, accedemos a todo lo que tendríamos si estuviéramos ocupando nuestro puesto”, señala Isabel Munera, redactora del Print Desk de El Mundo.
En muchos medios, todas las secciones destinan la mayor parte de sus recursos a la cobertura de la emergencia sanitaria y sus repercusiones en distintas facetas de nuestra vida. Una parte del músculo periodístico se dedica a la información sobre el día a día de la crisis, y otra parte profundiza en los temas de agenda propia, con contenidos de análisis, explicativos y testimoniales. Por ejemplo, El País ha duplicado el equipo de la sección de Sociedad, que elabora la mayor parte de las noticias sobre incidencias y recomendaciones comunicadas por las autoridades sanitarias, así como todo el contenido relacionado con la salud pública. A la cobertura de los periodistas especializados en información sanitaria se unen las informaciones de otros redactores de sociedad, ciencia, política, economía, cultura y deportes, así como las crónicas de los corresponsales.
Redacción de El Diario Montañés en Santander (El Diario Montañés)
Las cabeceras regionales, las radiotelevisiones autonómicas y un sinfín de medios locales están ofreciendo una amplia cobertura, a cargo de profesionales que dedican muchas horas; se trata un excelente servicio público que redunda en beneficio de los ciudadanos. Los ejemplos se multiplican: desde la redacción de La Voz de Galicia, que también ha establecido protocolos para coordinar a todos sus profesionales, hasta El Diario Montañés o Las Noticias de Cuenca, que se ha adaptado a la nueva situación, para contar las historias sobre la pandemia que afectan a la vida de sus lectores. El Coronavirus también afecta a la forma de hacer radio. Juanma Castaño, director del programa ‘El Partidazo’ de COPE y Radio MARCA, explica que ahora el programa lo coordina un grupo de seis personas desde los estudios y el resto de los profesionales trabaja desde su domicilio.
Se impone el teletrabajo
La aplicación del estado de alarma implica que las redacciones han adoptado el teletrabajo generalizado en un tiempo récord, tanto en recursos como en procesos. La implantación del teletrabajo implica un cambio en la relación entre el periodista y el medio, aunque no se trata de una novedad. Este modelo de trabajo es similar al que habitualmente desarrollan los periodistas freelance, con un horario personalizado y una relación más cercana con los medios con los que colaboran.
Videoconferencia del director de La Vanguardia, Jordi Juan, con otros periodistas (La Vanguardia).
Para trabajar a distancia, los profesionales usan herramientas como los chats de Slack o WhatsApp, mantienen videoconferencias por Hangouts, Zoom o Skype, y comparten documentos a través de Google Drive. Como señala Ignacio Escolar, director de Eldiario.es, “teletrabajar no significa encerrarse en casa sin salir. No se puede informar de todo lo que está pasando en pijama frente al ordenador. Tenemos que estar donde están las noticias, como hacemos siempre. Pero sí podemos al menos evitar la alta concentración de personas en la redacción”.
Por ejemplo, en La Vanguardia ya solo permanece un núcleo de cinco personas en dos plantas de la Torre Godó, en el 477 de la Diagonal de Barcelona. El resto trabaja desde casa. “Mantenemos los reporteros de calle mínimos imprescindibles para cubrir la crisis sanitaria, pero La Vanguardiaapuesta por respetar el confinamiento al 100%”, explica desde su casa el director adjunto Miquel Molina, “aunque quienes tienen hijos pequeños deban hacer malabarismos para trabajar en casa”. “Toda la redacción puede trabajar en remoto, prácticamente un 90% del trabajo habitual puede hacerse en las mismas condiciones que si estuviéramos en la redacción”, añade la subdirectora Isabel García Pagan, coordinadora del operativo para dotar de instrumentos para el teletrabajo. “Mantenemos un retén de cinco personas en redacción por si cae el sistema o por si hay una urgencia, y muchos están en disposición de desplazarse a la sede en poco tiempo”.
Un caso significativo es el de algunos periodistas que trabajan en solitario, gracias al apoyo de los usuarios que financian su actividad. En la cobertura sobre el Coronavirus destaca la labor de Matthew Bennet. Este periodista británico afincado en Murcia publica una rigurosa información sobre el COVID-19 en su cuenta de Twitter, que ya supera los 108.000 seguidores. Sus lectores le financian a través de micromecenazgo, con donaciones mediante plataformas como Patreon o Bizum.
Nuevas agendas y comparecencias sin periodistas
La crisis del coronavirus ha generado una agenda informativa absolutamente volcada en la cobertura de la pandemia. Se han suprimido todo tipo de actos públicos, lo que provoca la búsqueda de alternativas a la cobertura mediática de los eventos programados y proponer temas que en otras circunstancias no tendrían cabida en los espacios informativos. El estado de alarma ha provocado la convocatoria de ruedas de prensa virtuales, la búsqueda de testimonios por videoconferencia, el uso de vídeos procedentes de las redes sociales y las entrevistas a los políticos en el salón de su casa.
Entre los formatos de información especializada que han resurgido, cabe destacar:
-Newsletters con las que muchos medios sirven diariamente información cuidadosamente seleccionada para sus lectores.
-Podcasts especializados sobre la evolución de la crisis del Covid-19, que el oyente puede escuchar en cualquier momento.
-Fact-checking: equipos especializados en verificar la información y luchar contra los bulos que circulan por las redes sociales y WhatsApp.
Rueda de prensa en el Instituto de Fomento de Murcia (La Opinión de Murcia).
La oficina de comunicación del gobierno en la Moncloa ha instaurado un protocolo que controla la labor de los periodistas, que no pueden asistir físicamente ni formular preguntas en directo. De este modo, como apunta El Español, las comparecencias ante los medios del presidente del gobierno y los portavoces gubernamentales durante el estado de alerta se convierten en un mero escenario para difundir mensajes sin fiscalización por parte de los periodistas, ya que las preguntas están filtradas previamente por la Secretaría de Estado de Comunicación que dirige Miguel Ángel Oliver. Él decide, de entre los medios que desean participar, quién pregunta y qué cuestiones se le trasladan al compareciente. Numerosos profesionales ya han criticado este mecanismo de control.
El propio Ignacio Escolar advertía en un comunicado a sus periodistas: “Debemos ser responsables: informar con prudencia y sin caer en el sensacionalismo. No promover el pánico. Combatir la desinformación. Ser rigurosos. Y no caer en las explicaciones simples que reducen esta grave epidemia a “otra gripe más”.
Precauciones para evitar contagios
A finales de febrero un brote de Coronavirus afectó al diario Las Provincias en Valencia. Todo empezó con el viaje a Milán de un periodista radiofónico que trabaja en unos estudios ubicados en el edificio del diario. Como escribe Juan Quirós, director de Las Provincias: “El azar hizo su juego. A partir de ahí, empezó el goteo. Comenzaron las dificultades. El desasosiego. Las preocupaciones. El miedo. También la responsabilidad y el pundonor”. Ocho trabajadores de Las Provincias se infectaron por el Coronavirus. Afortunadamente la mayoría de ellos ya están recuperados y otros cuarenta compañeros dieron negativo en las pruebas del virus cuando presentaron síntomas.
Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), los periodistas que cubren la pandemia del Coronavirus en países o zonas especialmente afectadas deben seguir una serie de recomendaciones para cuidar su salud y evitar riesgos. Entre las normas figura la utilización de los dispensadores de gel desinfectante para manos, tomarse la temperatura corporal, mantener la distancia de seguridad y evitar que se compartan los ordenadores portátiles entre compañeros.
Una enfermera toma la temperatura a un periodista en la redacción de El Mundo. (Alberto Di Lolli)
En el caso de los periodistas y equipos técnicos que han de acudir a sus puestos de trabajo en las redacciones, existen protocolos que incluyen desinfecciones periódicas delos espacios,turnos escalados y divisiones de zonas en la redacción para evitar contagios. En las televisiones y emisoras de radio se extreman las medidas de higiene: cada profesional desinfecta los equipos que ha utilizado, se cambian a diario las esponjas de los microsde los estudios, cada reportero tiene su propio micro y esponjilla para evitar contagios, los profesionales no comparten vehículo en los desplazamientos, se recomienda el uso de guantes y mascarillas, y evitar la exposición en los lugares donde existe una elevada carga viral y riesgo de contagio.
Cabe subrayar la necesidad del autocuidado de los periodistas y de buscar momentos de distensión, que contribuyen a preservar la salud mental. Pau Francesc Rodríguez, responsable de redes y marketing de La Vanguardia, subraya la importancia de “mantener la moral, con videoconferencias entre todos para hablar de trabajo, pero también para reír un rato. La distancia te obliga a ser concreto, a economizar el lenguaje y las directrices”.
Los medios piden ayudas ante la crisis
Se da la paradoja de que los medios de comunicación están experimentando un boom en sus audiencias y a la vez, afrontan una crisis de publicidad que tendrá graves consecuencias. Los directivos están preocupados por el descenso de la inversión publicitaria a raíz de esta crisis, que ya está afectando a todos los medios. Buena parte de los ingresos de las empresas de comunicación dependen de la publicidad, que se está reduciendo drásticamente, por lo que sus presupuestos para este año ya han quedado desfasados. Aún es pronto para cuantificar esas pérdidas, que dependerán del impacto general en la economía, pero los medios ya están reduciendo todos los gastos que no son imprescindibles.
Fernando de Yarza, presidente de la Asociación Mundial de los Editores de Prensa (WAN-IFRA) y del Grupo Henneo, advierte de que la situación actual es de “máxima preocupación” porque “después de unos años durísimos, acompañados de expedientes de regulación y de ajustes por la transformación digital y por la crisis, en un momento en el que empezamos a sacar la cabeza, llega esta pandemia global que nos pilla en el peor momento posible. Pone en riesgo un servicio público al ciudadano, pero también miles de puestos de trabajo”. Por ello, Fernando de Yarza solicita al Gobierno financiación a corto plazo para afrontar la extraordinaria situación que atraviesan los medios de comunicación.
Esta crisis se ha convertido en una tormenta perfecta para el periodismo: un enorme volumen de información relevante en goteo continuo, con un grave impacto social y gran avidez de consumo por parte de los ciudadanos. Una situación extrema que pone a prueba, más que nunca, el ejercicio del periodismo responsable.