Eva Belmonte (Civio): “Cuando cuento qué pasa con las ayudas públicas destinadas a la gente que más lo necesita, me siento útil como periodista”
Eva Belmonte (Elche, 1982) comenzó su andadura periodística en 2004 trabajando en El Mundo, tras licenciarse en la Universidad Autónoma de Barcelona. En 2012 se unió a la Fundación Ciudadana Civio, de la que es directora. Además de ser experta en periodismo de análisis de datos, una de sus creaciones más sonadas es “El BOE nuestro de cada día”, en el que explica las decisiones más cruciales del gobierno en el Boletín Oficial del Estado. Su trayectoria también recoge la creación de “Medicamentalia” y “El indultómetro”. En esta conversación, Belmonte habla de las investigaciones en profundidad y del periodismo de servicio público basado en el derecho a la información de los ciudadanos. La entrevista se realizó antes de la DANA que ha asolado Valencia.
P. ¿Qué balance haces de estos 12 años de Civio?
R. El balance es que Civio empezó siendo otra cosa y al final descubrió que sin el periodismo no podía conseguir nada. Es una luz de esperanza sobre todo para los que nos dedicamos a este oficio y lo queremos mucho. Cuando yo me incorporé, Civio era una fundación que se dedicaba a la transparencia y pensaba que, con publicar los datos, pedir los datos o pelear por los datos ya era suficiente. Cuando llegué vimos que eso no estaba funcionando. Si no cuentas buenas historias con los datos, no sirven para nada.
El balance es que va a seguir haciendo falta este tipo de periodismo. Hemos conseguido que Civio sea sostenible. Por ejemplo, es muy importante poder pagarle a una persona para investigar seis meses lo que pasa con la vivienda. Y cada vez más, aunque nos queda mucho camino por recorrer, se conoce y se respeta lo que es Civio.
P. ¿Tu experiencia constata que la tecnología es una aliada para el buen periodismo?
R. En una época en la que estamos hablando mucho de inteligencia artificial, de cómo la tecnología puede cambiar muchas cosas, desde el inicio de Civio y ahora aún más, el buen periodismo va a seguir siendo necesario. Esto es un rayito de esperanza importante. Hay una parte del periodismo que lo va a poder hacer un robot, como comentar los datos del paro en crudo o dar la previsión del tiempo en crudo, sin análisis real. Pero el periodismo especializado que hacemos en Civio, de mesa de trabajo, de saber mucho sobre un tema, de investigar a fondo algo, no lo va a poder hacer un robot. Cada vez estamos más especializados en los temas que tratamos, cada vez tenemos a periodistas más profesionales. Cuando llegué éramos tres. Ahora somos diez profesionales; cuatro de ellas somos periodistas, especialistas en sus áreas.
Una cosa que me hace muy feliz que es cuando hago una solicitud de información usando la ley de transparencia o cualquiera del equipo de Civio, a un ministerio saben perfectamente quiénes somos y se ponen firmes, les da como cierto miedo porque saben que si no nos responden bien vamos a reclamar, si hay que ir a juicio vamos a ir a juicio. Y vamos a publicar todo lo que nos den íntegramente. Civio ha crecido y es más respetado. Aún tenemos pendiente de llegar a más gente. El periodismo sigue siendo relevante y va a seguir siendo relevante, haga lo que haga la tecnología. Somos una redacción muy tecnológica, pero pase lo que pase con la tecnología, va a seguir haciendo falta esa parte periodística.
P. En una entrevista en 2019 afirmabas: “Nos sentimos orgullosos porque hay periodistas innovadores que han nacido en Civio, aunque seguimos siendo un bicho raro para muchos medios tradicionales”. ¿Continuáis siendo “un bicho raro”?
R. Sí, pero menos. Es verdad que aún hay gente que con una mentalidad muy antigua en algunos medios que no nos consideran un medio. A veces tenemos que acreditarnos para algo y nos ponen caras raras. Porque parece que, si no tengo un periódico y publico noticias de actualidad cada día, entonces no soy un medio de comunicación. Hay gente que aún no entiende que existen muchas formas de hacer periodismo y muchísimos tipos de organizaciones que hacen periodismo, y puede ser una organización sin ánimo de lucro.
A veces sigues teniendo esa sensación de que no se respeta tu trabajo porque no publicas en El País o en El Mundo, aunque ellos republican nuestros temas, pero esto ha cambiado muchísimo en los últimos años. Porque en los medios grandes hay gente que se dedica a este tipo de trabajos y conoce perfectamente lo que hace Civio. La percepción ha cambiado porque esa gente joven que sabía qué era Civio desde que empezaron a estudiar en temas de datos y de investigación, ahora ocupa cargos de responsabilidad. La situación ha mejorado mucho, pero seguimos siendo un bicho raro.
P. Desde hace años te dedicas a la tarea ardua y tediosa de leerte el BOE todas las mañanas y extraer lo más significativo. En ese servicio público, ¿has vivido momentos especiales?
R. Si pienso en un momento importante es inevitable pensar en la pandemia. “El BOE nuestro cada día” es el proyecto que más cariño me da de los lectores, con muchísima diferencia. A veces me da un poco de pena porque una mañana que publico un tema a las 12, como una reforma que en realidad no es como lo habían contado, y explico lo que de verdad pasa y cómo te afecta, y tiene muchísima más repercusión que cuando te has pasado seis meses investigando otra cosa. La relación esfuerzo-impacto no está muy clara. El feedback que recibo sobre “El BOE nuestro” es muy bueno. Mucha gente te dice que le ayuda, que está pendiente porque quiere saber si ha salido una plaza o si una ayuda le aplica a un familiar.
Últimamente me estoy centrando en qué pasa con las ayudas públicas a la gente que más lo necesita y me he sentido más útil como periodista. Poder ayudar a alguien que no consigue un ingreso mínimo vital y que está viviendo en la calle; a alguien que quiere pedir el bono social, le han dicho que no, pero en realidad tiene derecho; publicar investigaciones sobre que las ayudas no están llegando y cuáles son los problemas y presionar mucho ahí, es lo que más me hace sentir útil como periodista. Es lo que está teniendo más impacto porque a veces cuando se hablaba de ayudas públicas se lanzan con la promesa de que llegará a millones de personas, pero nunca llega, es mentira.
P. ¿Qué pasa en realidad con esas ayudas públicas?
R. Elaboro contenidos en los que trato de explicar de forma muy clara al lector si tiene derecho a la ayuda, cómo tiene que pedirla, qué pasa si no se la dan, ese tipo de cosas. Pienso en un lector que no es el que normalmente lee los medios. Por ejemplo, un tema muy relevante que fue espontáneo, pero tuvo muchísimos lectores, fue cuando se aprobó la reforma de la norma que obligaba que las empleadas del hogar estuvieran de alta. En Civio lo expliqué desde el punto de vista de una empleada del hogar. ¿Qué pasa a partir de ahora? Pues a partir de ahora tienes que hacer esto, tu empleador tiene que hacer esto, lo que vas a cobrar es esto, con un ejemplo de nómina concreta o de una empleada del hogar que trabaja en una casa tres horas la semana.
Ese tema que había salido en otros medios, pero se había explicado desde el punto de vista de ¿qué has de hacer si empleas a una señora en tu casa? Nadie había pensado que esas señoras han de saber cuáles son sus derechos y qué tienen que hacer. Y ese es uno de los temas que más lectores ha tenido, es flipante, más que los artículos en los que explicábamos las reglas en la pandemia. Para mí fue una sorpresa; me di cuenta de que ese contenido enfocado así no estaba en ningún lado.
Ese fue un despertar. No es que determinadas personas no lean periódicos porque no les interesa enterarse de lo que les pasa, es que el contenido no está dirigido a ellos, está dirigido a otro tipo de personas. Por eso ahora estamos tan centrados en las ayudas porque no hay contenido claro explicándole a la gente cómo se pide el ingreso mínimo vital.
La clave está en pensar en el lector y en el usuario de esa información y adaptarla a esa persona, desde el minuto cero en el que estás planteando la historia y cómo la cuentas. Y sobre todo pensando que el lector puede no ser el que tienes ahora, sino a quién le interesa más esta información. Es más relevante para una señora que trabaja limpiando casas que para una familia con pasta y sinceramente no me preocupa tanto. Los medios tradicionales se centran en el prototipo de lector que tienen y no piensan en realidad quién necesita esa información. Por eso esta parte de servicio público se dirige a quienes utilicen esta información.
P. En 2022 recibiste el Premio Vicente Verdú de Periodismo e Innovación que otorga el Ayuntamiento de Elche en colaboración con este Máster por una serie de artículos sobre la reproducción asistida en Europa. ¿Cómo se puede innovar en la forma de contar las historias?
R. Lo fundamental es usar la tecnología o la visualización solo cuando sea necesaria. Veo demasiados artículos que no necesitan un gráfico y hacen un gráfico porque queda bonito. La clave es tener al equipo técnico desde el principio del proyecto. En ese proyecto de reproducción asistida, por ejemplo, cuando hacíamos las entrevistas con las personas afectadas por organizaciones que se dedicaban a esto, con médicas que trabajaban en este tema, la persona que diseñó la parte visual, Carmen, estuvo en todo el proceso, en las entrevistas y enteraba de todo. La clave es que uses la tecnología para de verdad cumplir esa misión de comunicar algo complejo de forma sencilla. Y para elegir qué usas y cómo lo haces, creo que la gente técnica tiene que estar desde el principio y entender qué es lo más relevante a la hora de contar, porque si hacemos lo que se ha hecho siempre, el ‘hago un reportaje y le digo a alguien que me haga un gráfico’, al final va a ser muy difícil que esa persona use su creatividad para encontrar la forma más innovadora de contarlo de una forma directa. Lo esencial es contar cosas muy complejas con muchísimos datos de la forma más sencilla posible y que quienes tienen que hacer, esa visualización, estén desde el minuto uno, porque entonces todo ese tiempo que están escuchando entrevistas, viendo cómo estamos tratando los datos, están dándole vueltas a cómo se podrá contar eso cuando acaben y ahí surgen las ideas más creativas.
Hace poco publicamos el tema de acceso a la nacionalidad en toda Europa. Mi compañera Carmen lideraba la parte de la visualización y estaba enfadadísima con lo difícil que era reflejar un tema complejo como la nacionalidad, porque había estado escuchando las entrevistas. Al final lo planteó como un videojuego, con un montón de trampas, que era muy complicado, porque estaba muy metida en el tema. Es necesario que no haya esa separación tan radical entre los periodistas y el equipo técnico, sino que trabajen juntos.
P. Sobre la situación financiera de los medios sin ánimo de lucro como Civio, ¿cuesta mucho llegar a fin de año y equilibrar presupuestos?
R. Ahora mismo la situación de Civio es bastante estable. Todos los años prácticamente hemos acabado bien, nunca ha habido ningún problema a final de año, pero es verdad que sobre todo al principio, teníamos que aceptar un montón de proyectos y de becas porque necesitábamos dinero. Ahora somos más selectivos en lo que hacemos y estamos muy centrados en la parte de socios, porque es lo más estable.
En la pandemia teníamos dos proyectos en marcha, con su presupuesto, y tuvimos que dejarlo todo porque había que dedicarse a contar qué estaba pasando. Fue muy complicado. Podíamos haber perdido ese dinero y se retrasaron las cosas. Y al final nos dimos cuenta de que la única forma de ser sostenibles es que tengamos una parte muy importante del presupuesto que provenga de los socios porque es lo más estable.
Nuestro objetivo es centrarnos en los socios y que al menos aporten la mitad del presupuesto. Es la clave para ser sostenibles porque es la única forma y también para entender que lo que hacemos tiene sentido, porque hay gente al otro lado que lo apoya y lo está pagando. Hemos aprendido mucho estos años y tenemos una situación más estable. Pero es verdad que somos muy conservadores y si no tengo los seis meses de aquí en adelante asegurados, estoy muerta de miedo buscando financiación. Lo que no quiero es echar a nadie por temas económicos ni que las condiciones laborales empeoren en ningún caso.
Desde el principio en Civio teníamos muy claro que las condiciones laborales iban a ser buenas. La gente iba a trabajar sus horas, descansar su tiempo, tener buenos sueldos que han ido creciendo estos años. Lo más difícil es conseguir socios. A la gente que ya nos conoce no nos resulta demasiado complicado convencerles porque les gusta lo que hacemos; lo complicado es llegar a más gente. Ahora con el ruido, con los algoritmos que se vuelven locos, es muy complicado que tu mensaje le llegue a alguien si no recibe el boletín. Por eso estamos obsesionados con que la gente se apunte al boletín, porque es imposible llegar en redes sociales como se llegaba antes. Cuando eres una entidad como Civio, que intenta ser todo lo neutral y objetiva posible y no publicamos artículos de opinión diciendo ‘soy de los tuyos o de los otros’, resulta muy complicado que se oiga tu voz.
P. En 2019 lanzasteis la comunidad con la idea de que la gente tuviera un espacio para compartir y enviaros informaciones. ¿Qué balance haces de la comunidad de Civio?
R. Si soy honesta, el balance no es muy bueno. Hay rachas muy buenas, sobre todo cuando publicamos un tema concreto que tiene repercusión. Hay mucha gente muy activa que propone muchos temas y nos da mucha pena no llegar a hacerlos todos, al final hacemos pocos temas al año porque son muy a fondo, pero va a rachas y no ha funcionado todo lo bien que queríamos.
Una cosa que nos dimos cuenta es que creamos esa infraestructura técnica para poder hablar, pero al final lo importante no es la infraestructura técnica. Tenemos una comunidad muy potente que nos escribe al mail de Civio. Recibimos mails todos los días, llamadas cada semana y tenemos una comunidad muy potente de los socios, que nos escriben a través de su buzón y tienen muchas preguntas e ideas y hablamos muchísimo con ellos.
Quizá no hacía falta inventar la rueda y crear un espacio tecnológico específico para eso, sino solo ser más abiertos en cuanto a cómo tratamos a los socios, a nuestra comunidad, cómo respondemos, y dedicarle tiempo. No hay semana que no le dedique un par de horas a hablar con los socios y responderles, y me gusta porque al final aprendes un montón y ves cómo están reaccionando a lo que hacemos.
P. ¿Qué tipo de herramientas de IA habéis incorporado en vuestro trabajo? ¿Cuál está siendo la experiencia de incorporar la IA en procesos de producción, búsqueda o distribución?
R. La estamos usando mucho, por ejemplo, a la hora de escribir propuestas y borradores básicos. Luego todo se revisa. Tenemos muy claro al principio que no va a haber nada que haga la IA que no vayamos a revisar. La estamos utilizando también en la parte de programación porque ayuda mucho a buscar un trozo de código que haga esto y decirle directamente, mírame para hacer esto que código puedo usar, pero hay que revisarlo en todo caso. La IA ayuda mucho a dar el primer paso.
Lo que tenemos pendiente es utilizarla más en la parte de difusión, cómo mostramos las cosas: probar diferentes formatos y la creación de contenidos automáticos para revisarlos antes de publicar, insisto. Vamos a usarla todo lo posible, porque no somos miedicas con la tecnología, pero siempre con la supervisión humana antes de publicar.
P. ¿Qué modelos de periodismo sin ánimo de lucro en España o internacionales, tienes en el radar que estén funcionando? ¿Tenéis alguna alianza con medios similares?
R. Hay muchos medios sin ánimo de lucro, sobre todo en Latinoamérica. Para nosotros la referencia ha sido ProPublica en Estados Unidos, es como el hermano mayor al que siempre nos queremos parecer. En Europa hay un montón de organizaciones que trabajan este tipo de cosas. Tenemos colegas en casi todos los países europeos y formamos parte de la red Reference de organizaciones de periodismo de servicio público; desde la gente de Correctiv en Alemania, que son gigantes, hasta medios pequeñitos con dos personas.
Me gusta mucho el trabajo que hacen los franceses de Disclose. Cada vez hay más organizaciones como Civio fuera de España. Estamos en la Red Europea de Periodismo de Datos y hacemos investigaciones conjuntas con redacciones de países europeos. Este tipo de medios están mucho más abiertos a colaborar porque somos todos tan pequeñitos en tantos países que, o te echas un cable, o es muy difícil salir adelante con las grandes investigaciones. La unión hace la fuerza y ese apoyo de iniciativas similares en otros países a la hora de buscar temas de financiación es un plus.
P. En abril de 2024 se lanzó un nuevo medio, Artículo 14, y recientemente, WATIF. ¿Qué consejos le darías la gente que quiera empezar un proyecto periodístico?
R. Que se especialice. No puedes empezar pensando, ‘voy a crear un medio generalista que cubra todo’, porque no tiene sentido, porque ya los hay y no vas a poder competir con El País desde el minuto uno si no tienes mil millones. Hay que especializarse: en Civio estamos especializados en todo lo que tiene que ver con lo público, en investigaciones a fondo. La clave es centrarse en algo muy concreto que pienses que es relevante y que no se está tratando.
Has de planificar muy bien y tener muchas ganas, porque sobre todo al principio es muy duro. Me gusta mucho el trabajo que hacen en Relevo, un medio de deportes centrado en gente joven. A mí, que solo leo de baloncesto, en Relevo me lo leo todo, porque me gusta mucho su enfoque y cómo lo hacen. Me gusta mucho el trabajo de Demócrata, que está muy centrado en qué pasa dentro del Congreso, y eso no se cuenta bien en los grandes medios, porque se habla demasiado de la discusión del día y no de en qué punto está este proyecto de ley que me interesa. La clave es especializarse en algo que no se esté contando bien.
P. ¿Cuál es el principal reto que os planteáis para 2025?
R. Que más gente conozca Civio, que el trabajo que hacemos llegue a más gente. Es donde tenemos más margen de crecimiento.