¿De qué hablamos cuando hablamos de innovación? 20 periodistas responden

La innovación en la industria mediática está de moda en España. Raro es el medio que no incluye la innovación como uno de sus atributos o destaca los rasgos innovadores como parte de su ADN. Pero a menudo se confunde lo innovador con lo nuevo o lo creativo, y se difumina la verdadera naturaleza de la innovación periodística. Para abordar esta cuestión, hemos entrevistado a una veintena de profesionales que trabajan en medios innovadores.

La mitad pertenecen a iniciativas incluidas en el Ranking de Innovación Periodística, tales como El Confidencial, Civio, eldiario.es, el lab de RTVE y Vis-à-Vis. El resto de los entrevistados son profesionales que están innovando en medios como El Desmarque, El Español, The Spain Report o entidades como Google News Lab Spain. En total son 13 hombres y 7 mujeres, de entre 27 y 49 años. Las entrevistas completas se publicarán próximamente en un libro editado por el Master de Innovación en Periodismo.

La mayoría de los entrevistados ofrece definiciones genéricas sobre el concepto de innovación. Muchos lo equiparan con “lo nuevo” o enfatizan la idea de “ofrecer algo distinto a lo ya existente”. También se recalca la importancia de “experimentar” y del proceso de “ensayo y error” que conduce a innovar. Según los entrevistados, la innovación se desarrolla principalmente en cinco ámbitos. El más destacado es el de los contenidos y narrativas (12 menciones), seguido por el de los usuarios y audiencias (9), las herramientas y tecnologías (7), la organización del medio (4) y finalmente, los modelos de negocio (3).

Las percepciones de trabajadores y directivos subrayan la importancia de la iniciativa individual de los “agentes del cambio” en las redacciones, junto con el liderazgo y la puesta en marcha de equipos interdisciplinares (integrados por periodistas y técnicos) que implementan productos y servicios. De este modo, según algunos entrevistados, los medios más innovadores fomentan la interacción entre los distintos departamentos, así como flujos de trabajo flexibles que favorecen una cultura innovadora en la organización informativa.

Como destaca un editor, “la innovación debe ser algo transversal en toda la empresa, donde todos se involucren y se implique el máximo número de personas del escalafón”. Algunos entrevistados consideran que se trata de un proceso que la mayor parte de las veces surge desde la dirección, pero que debería implementarse “de abajo arriba”, es decir, que naciera desde la base de los profesionales de la redacción. Un profesional sostiene que “la innovación parte de la idea de que tenemos que ser distintos a toda costa. Es un método de supervivencia a largo plazo y de mejora y dotación de valores a la propia marca”. Un responsable de redes sociales considera que innovar es “hacer cosas que los demás no hacen o hacer lo que hacen los demás pero de forma totalmente distinta”. Una periodista apunta que “un medio es innovador cuando dedica una parte importante de sus recursos a la experimentación, a ensayar y a producir nuevas narrativas”. La innovación entendida como proceso asume numerosos factores estructurales y pragmáticos, derivados de las aportaciones de los profesionales en diferentes áreas de la actividad productiva.

La innovación surge de la práctica y se deriva de las circunstancias y del contexto facilitado por los directivos, mediante estructuras flexibles. Algunos entrevistados consideran que la innovación implica la capacidad para responder a las oportunidades y amenazas del mercado, y así “lograr anticiparse a los competidores, identificar oportunidades y arriesgar”. Quienes trabajan en un entorno donde se fomenta la innovación (con el design thinking, el lanzamiento de proyectos interdisciplinares, la experimentación, etc.), se muestran más dispuestos a arriesgar.

Existe una generalizada falta de innovación en las redacciones en España porque, “los directivos son reacios al cambio y les cuesta transformar las estructuras o las prácticas informativas que se han consolidado durante años”, afirma un periodista. La mayor parte de los directivos interactúa con grupos reducidos de similar nivel en la organización, y apenas tienen contacto con otros ámbitos de la redacción, por lo que tienden a aferrarse a los modelos establecidos y se resisten a introducir los cambios.

Experimentar con una amplia variedad de distintas ideas es crucial en los proyectos de innovación. Si los profesionales experimentan con frecuencia, está claro que muchos conceptos nuevos fracasarán. Pero esos fracasos en los primeros pasos son deseables porque permiten que los equipos eliminen pronto las opciones que no funcionan y se focalicen en las alternativas viables. Es el principio del “fail early, fail often” que varios medios han asumido en su estrategia de investigación y desarrollo.

En definitiva, la innovación en periodismo consiste en trabajo más que en genialidad. Requiere conocimiento, determinación y pasión. Las innovaciones empiezan poco a poco, sin grandiosidad. Pueden plantear una forma creativa de comunicarse con los usuarios, establecer una nueva vía de ingresos o desarrollar una aplicación que resuelve un problema detectado. De hecho, nadie puede predecir si acabarán funcionando hasta que no se aplican en la práctica.

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