La divulgación sobre la Inteligencia Artificial, una tarea compleja

Desde que despertamos y hasta que nos acostamos, vivimos rodeados de sistemas de Inteligencia Artificial (IA), a través de las utilidades que ofrece nuestro móvil con los asistentes de voz (Siri y Alexa); las cámaras mediante el enfoque inteligente, la detección de caras o transformaciones faciales, y las aplicaciones web que interaccionan con funcionalidades inteligentes basadas en recomendaciones o el tratamiento de la información (Facebook, Twitter, Netflix, etc.). Pero a pesar de este uso diario… ¿Entiende realmente la sociedad lo que es la IA? La comunicación de cuestiones complejas como la IA implica una mayor especialización por parte de los comunicadores y el conocimiento de técnicas de divulgación científica.

Según el estudio Digital Frontiers 2019, del que se han hecho eco diferentes diarios y blogs especializados, el 62% de los encuestados (un total de 1.500) desconoce la IA y otras tecnologías. En concreto, el 60% de los encuestados cree que la IA es un robot. En este sentido, la ingeniera Nuria Oliver explica en una entrevista que, intentado dar respuesta a este interrogante, hizo una encuesta a pie de calle para preguntar a la gente qué pensaba que era la IA. La mayoría de las personas contestaron que desconocían el término y las que aseguraban conocerlo lo relacionaban con robots chinos. Esta curiosidad anecdótica pone sobre la mesa la necesidad de informar y de hacerlo con rigor sobre avances tecnológicos en general y sobre IA en particular.

Nuria Oliver durante una entrevista (YouTube).

Un informe del Oxford Reuters Institute for the Study of Journalism sobre la cobertura de los temas relacionados con la IA, aconseja huir del sensacionalismo cuando se informa sobre el impacto de la IA, y relacionarla con sus implicaciones en áreas como la política, la economía o la salud. Asimismo, el informe alerta sobre la importancia de incluir una gama de voces en las discusiones. “Académicos, activistas, políticos, civiles y funcionarios públicos, entre otros, todos pueden contribuir a un rico y sofisticado debate en torno a esta tecnología”, matiza el informe.

La robótica y la inteligencia artificial se han convertido en algo esencial en las diferentes facetas de la vida cotidiana, tanto en el lugar de trabajo, como en la vida privada o en las relaciones personales. Esto implica ciertos desafíos que urgen replantear tanto las estructuras como la propia concepción de la producción en todos los niveles. En este debate tienen un especial protagonismo los cambios que se están produciendo en los empleos y perfiles profesionales. Según el economista andaluz Manuel Hidalgo Pérez en su obra “El empleo del futuro”, las naciones se adaptarán a los avances tecnológicos en la medida que sus habitantes sean flexibles, activos y se amolden al aprendizaje ininterrumpido.

En el trabajo de Calvo-Rubio y Ufarte, se analiza la percepción que existe en el sector profesional y académico sobre el uso de IA en el periodismo. Los resultados señalan que esta tecnología no tendrá un impacto negativo sobre el mercado laboral periodístico. Y también apunta que existe consenso en que la calidad de las noticias automatizadas presenta carencias importantes, así como en la necesidad de apostar por una sólida formación de los periodistas que integre el uso de las tecnologías emergentes y contemple las cuestiones éticas asociadas.

Precisamente, una forma de contrarrestar los riesgos éticos asociados a la tecnología es que la sociedad esté debidamente informada sobre estos avances. En términos generales, las publicaciones académicas sobre el rigor y la contextualización en la comunicación sobre ciencia y la tecnología en internet son escasas. En España, destaca el monográfico “Periodismo y divulgación científica. Tendencias en el ámbito iberoamericano” dirigido por la profesora Carolina Moreno, que presenta un panorama general sobre la comunicación de la ciencia, con algunos capítulos centrados en internet, incluyendo un amplio catálogo de herramientas de utilidad para científicos y comunicadores.

Otra investigación interesante en esta línea y con bastante recorrido es la de Colson, que analiza los distintos canales empleados para la difusión de informaciones sobre ciencia y las visiones de los periodistas sobre científicos-blogueros y viceversa. Esta investigación concluye que los periodistas científicos generalmente no consideran los blogs sobre ciencia como fuentes valiosas de información. Una conclusión que convendría revisar, ya que una década después muchos blogs de divulgadores se han ganado un lugar destacado en la comunicación de la ciencia gracias a plataformas como Naukas, Fogonazos, Scientia, La Aventura de la Ciencia, Cuentos Cuánticos, Cienciaes, entre otros muchos premiados por diferentes asociaciones. Otro blog que abordaba la tecnología conjugando muy buenos ingredientes era Retiario, del fallecido divulgador Pepe Cervera, biólogo, paleontólogo y profesor de periodismo, que también era un “imprescindible” en las citas Naukas.

Naukas Bilbao 2018, Imagen del blog Ese Punto Azul Pálido

En su estudio sobre el interés de los adolescentes por la ciencia en internet, Weigold y Treise realizan un análisis de contenido de una muestra de sitios web sobre ciencia. Entre las fortalezas detectadas, cabe señalar que muchos de estos sitios tenían un objetivo específico, una audiencia bien definida, presencia de elementos interactivos, diseño atractivo y elementos multimedia. Con frecuencia lograban convertir la ciencia en un contenido atractivo, utilizando el humor y el entretenimiento como medios para despertar interés. En una segunda parte de este estudio, los autores analizan la reacción de los adolescentes antes estos contenidos, mediante focus groups y concluyen que entre las características de los contenidos que más atraen a los usuarios se encuentran el valor de entretenimiento, la utilidad, la frecuencia de actualización, facilidad de navegación, la abundancia de gráficos y la interactividad.

En cuanto a la narrativa de los contenidos científicos, sirven como punto de referencia los trabajos del profesor Bienvenido León, director del Festival Internacional Telenatura desde 2001. En sus investigaciones, Bienvenido aborda las técnicas empleadas por documentalistas de reconocido prestigio para crear enunciados inteligibles y atractivos, a partir de conocimientos científicos. El profesor de la Universidad de Navarra aboga por la hibridación de géneros para enriquecer las narrativas y subraya la capacidad del documental para comunicar la ciencia.

Otros estudios también profundizan en las nuevas narrativas aplicadas a la difusión de temas relacionados con la salud, un área que seguirá ganando protagonismo tras la actual pandemia COVID-19, con el objetivo de mejorar la comunicación entre los expertos, las políticas públicas de salud y el gran público. En el documento publicado por la Organización Mundial de la Salud titulado “WHO Strategic Communications Framework for effective communications” también se apuesta por dar importancia a las historias para conseguir llegar de una forma efectiva a las audiencias, así como en utilizar recursos multimedia para hacer los contenidos más atractivos. En este sentido, la OMS pone a disposición de los comunicadores el Who Media Center, una página web que proporciona a los periodistas información para crear una historia convincente, además de fotos, infografías, videos y enlaces a otros recursos, como archivos de datos, hojas de datos y preguntas y respuestas en línea.

Muchas de las técnicas narrativas, dramáticas y argumentativas empleadas en la salud u otras áreas de la ciencia pueden servir de punto de referencia para los estudios sobre los patrones empleados en la difusión de información sobre IA y Big Data, ya que en la actualidad no existen trabajos que se centren en la divulgación y la información sobre estos conceptos tecnológicos de forma específica. En definitiva, la comunicación de la ciencia y la tecnología implica especialización por parte de los comunicadores y una dedicación más exhaustiva que cuando se abordan otras cuestiones generalistas. Requiere de una mayor complicidad con las fuentes expertas, para conseguir entender los conceptos y con ello poder trasladarlos de forma comprensible a la audiencia. Y supone, por encima de todo, ponerse en el lugar del público. Y esto último conlleva, a su vez, preguntar desde el punto de vista del interés de la audiencia, pero también crear contenidos que resulten atractivos, que estén conectados con su día a día y sean comprensibles. Es decir, que hablen de robots si es necesario, pero no en chino.

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